El Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol (SENDA) dio a conocer los resultados regionales del Tercer Estudio de Drogas en Educación Superior para O’Higgins, un levantamiento que permite observar cómo ha cambiado el comportamiento del estudiantado frente a distintas sustancias. La medición indica una disminución general en el consumo de alcohol y marihuana, aunque también muestra que, entre quienes usan estas sustancias, la intensidad es mayor.
La encuesta se aplicó entre el 15 de mayo y el 27 de julio de 2025 a 662 estudiantes de instituciones universitarias, profesionales y técnicas de la región. El instrumento —respondido online— fue administrado por el Observatorio Chileno de Drogas de SENDA.
Alcohol y marihuana: menos consumo, mayor intensidad
Uno de los datos centrales del estudio corresponde al alcohol. El 41,5% del estudiantado declaró haber bebido durante el último mes, cifra que marca una baja respecto a mediciones previas. Sin embargo, este descenso convive con un indicador que llama la atención: entre quienes sí consumieron, el 57,1% reportó haberse embriagado al menos en una ocasión. El patrón se repite tanto en hombres como en mujeres, con variaciones menores entre ambos grupos.
En el caso de la marihuana, las cifras también muestran cambios. Un 24,3% de los consultados declaró haber consumido durante 2025, mientras que un 15,4% lo hizo en el último mes. La tendencia es similar: prevalencias más bajas, pero con un uso más concentrado entre quienes mantienen el hábito.
Otras sustancias y la percepción de riesgo
Aunque con porcentajes acotados, el estudio también detecta la presencia de otras sustancias en la vida universitaria. El uso de tranquilizantes sin receta aparece en un 8,2% de los encuestados, mientras que un 5,0% declaró haber consumido analgésicos sin indicación médica. En proporciones menores se registran consumos de cocaína (2,7%), tusi o ketamina (2,6%) y éxtasis (1,7%), todos en niveles bajos y estables dentro del universo estudiado.
La encuesta añadió preguntas sobre percepción de riesgo. Allí se observa que la mayoría del alumnado identifica peligros claros en consumos frecuentes o de alta intensidad: el 89,6% considera riesgoso el uso regular de cocaína, el 85,2% opina lo mismo sobre el tusi, y el 81,7% estima peligroso ingerir cinco o más tragos de alcohol al día. En el caso de la marihuana, un 51,5% reconoce riesgos en un consumo habitual.
Exposición y ofrecimientos dentro del entorno educativo
Otro aspecto medido por SENDA fue la exposición del estudiantado a situaciones de ofrecimiento de drogas. El 38,7% señaló haber recibido ofrecimientos de marihuana durante el último año. A menor escala, también se reportaron ofrecimientos de tranquilizantes sin receta (10,1%), analgésicos sin receta (6,0%), cocaína (8,8%), éxtasis (4,1%) y pasta base (1,5%). Estos datos permiten dimensionar no solo los niveles de consumo, sino también la presencia de sustancias en los entornos cotidianos de las instituciones de educación superior.
Estrategias preventivas para las instituciones
A partir de los resultados, SENDA O’Higgins informó que se fortalecerán las acciones preventivas junto a universidades e institutos de la región. El organismo destacó que estos datos permiten focalizar esfuerzos y trabajar con mayor precisión en espacios donde los estudiantes pasan gran parte de su tiempo.
“Nuestro desafío es acompañar a las instituciones en la construcción de entornos protectores, capacitar equipos y promover una cultura del cuidado. La prevención debe estar integrada en la vida universitaria”, señalaron desde la dirección regional.






