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Playas de Pichilemu en riesgo de desaparecer: Erosión y actividades humanas serían las principales causas

JUEVES, 10 DE OCTUBRE DE 2024
Publicado por

Daniel Nanjari


El último informe del Observatorio de la Costa advierte que la playa de este balneario podría desaparecer en menos de una década. Marejadas intensas y la intervención humana no regulada están provocando una erosión irreversible en el litoral de esta zona turística.


La erosión costera en Chile es un problema que se agrava año tras año. Según el más reciente estudio realizado por el Observatorio de la Costa, encabezado por Carolina Martínez, quien es la directora del Centro UC Observatorio de la Costa y académica del Instituto de Geografía UC, la situación es aún más alarmante que lo esperado. «Las playas más afectadas por la erosión son Santo Domingo en la región de Valparaíso y Hornitos en Antofagasta, pero muchas otras, como Pichilemu, están experimentando un retroceso significativo», señala Martínez.

El informe recalca que la erosión costera no solo afecta a las playas, sino que también está alterando ecosistemas completos. “No se trata solo de arena que desaparece, sino de humedales y campos de dunas que estabilizan nuestras costas y protegen la biodiversidad», añade la investigadora.

Pichilemu: En peligro de desaparecer

Una de las principales conclusiones del informe es que, si las condiciones actuales persisten, la playa de Pichilemu podría desaparecer en un plazo relativamente corto. Martínez destaca que varios factores contribuyen a esta situación, entre ellos, el aumento de las marejadas extremas. Estos fenómenos naturales, antes limitados a los meses invernales, ahora ocurren durante todo el año, lo que impide la recuperación de las playas.

«A lo largo de los últimos 15 años, las marejadas han sido más intensas y recurrentes, algo que se vincula al cambio climático. Estas marejadas, junto con la sequía prolongada, han alterado el balance sedimentario de nuestras playas. Ya no existe ese ciclo de erosión en invierno y recuperación en verano que permitía el equilibrio», advierte la especialista.

La huella del hombre en la erosión

Sin embargo, no son solo las fuerzas de la naturaleza las que están afectando a las playas chilenas. Martínez enfatiza que las actividades humanas juegan un rol crucial en el proceso erosivo. «La extracción desmedida de áridos, como ocurre en ríos de la región de O’Higgins, es uno de los factores más destructivos para las playas», asegura. Además, las actividades inmobiliarias han invadido zonas de humedales y campos de dunas, especialmente en áreas turísticas como Pichilemu, lo que acelera el proceso erosivo.

La construcción de embalses y la tala de vegetación nativa también impactan negativamente el caudal de los ríos, alterando el aporte natural de sedimentos a las playas. «Todo lo que hacemos en las cuencas de los ríos tiene consecuencias para las playas. La falta de regulación adecuada de estas actividades está dejando a nuestras costas sin los sedimentos necesarios para mantener su estabilidad», explica Martínez.

El turismo y la expansión urbana: ¿Una sentencia para las playas?

El crecimiento urbano desregulado y la expansión del turismo en zonas costeras son otro elemento que agrava la erosión. En el caso de Pichilemu, Martínez señala que el aumento de segundas residencias y la intervención en los campos de dunas ha acelerado el retroceso de la playa. «El turismo, aunque es una fuente de ingresos importantes, está contribuyendo a la destrucción de los ecosistemas costeros que protegen nuestras playas», sostiene.

Además, la especialista menciona que la falta de actualización de los planes reguladores municipales no permite un crecimiento armónico y sostenible. Esto se repite no solo en Pichilemu, sino en varias ciudades costeras de Chile.

Una década crítica para las costas chilenas

El panorama que describe el informe es preocupante. Según Martínez, «estimamos que en una década al menos diez playas podrían desaparecer debido a estos procesos erosivos». La erosión afecta no solo a las playas, sino a ecosistemas completos que dependen de ellas, como los humedales, fundamentales para la biodiversidad local y la mitigación de desastres naturales como tsunamis.

Martínez hace un llamado urgente a la implementación de políticas de protección costera. «Chile necesita una ley de costas y un ordenamiento territorial específico para nuestras zonas costeras. No podemos seguir permitiendo que actividades no reguladas continúen degradando nuestras playas y ecosistemas».

El futuro de Pichilemu: ¿Todavía hay esperanza?

A pesar del sombrío panorama, Martínez cree que aún es posible salvar las playas chilenas si se toman las medidas adecuadas. «Debemos regular la actividad humana en las zonas costeras, implementar planes de manejo para los humedales y campos de dunas, y trabajar en restaurar los ecosistemas que hemos dañado. Es una tarea difícil, pero no imposible», concluye la especialista.

El informe del Observatorio de la Costa deja claro que, sin una acción decisiva, el futuro de las playas chilenas, incluida Pichilemu, está en riesgo. Las marejadas, la expansión urbana descontrolada y la falta de regulación son solo algunos de los desafíos que enfrentan nuestras costas. ¿Estamos a tiempo de cambiar el rumbo? La respuesta dependerá de las decisiones que tomemos en los próximos años.


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