Rafaela Valdés Corral vio su vida cambiar de manera abrupta el 2 de febrero de 2020. Un grave accidente automovilístico ocurrido en Lo de Lobos, un sector rural de Rengo, marcó para siempre a su familia: su hermano Elías falleció y ella quedó con lesiones severas que la dejaron en estado crítico. El caso conmocionó al país.
Cinco años después, Rafaela volvió a enfrentar un momento significativo, esta vez en un escenario distinto. Junto a su familia visitó las nuevas instalaciones del Instituto Teletón Rancagua, que abrirá sus puertas el próximo martes 6 de enero. En ese contexto, conversaron en exclusiva con El Tipógrafo sobre el proceso vivido y lo que significa contar, por primera vez, con un centro Teletón en la región.
Teresa Corral, madre de Rafaela, recuerda con claridad el inicio de ese camino. “En el accidente, Rafaela pasó de ser una niña completamente normal a quedar sumamente grave, en estado crítico en muchos ámbitos. Además, perdimos a nuestro hijo Elías, de 10 años. Desde ahí la vida nos cambió en un cien por ciento”, relata.
Según explica, la llegada de Teletón fue una luz de esperanza. “Nos ayudó a rehabilitar la parte motora, pero también la parte mental y del alma. El trabajo que hacen no es solo físico, también te ayudan a entender y aceptar muchas cosas, que es la única forma de avanzar”, señala.
Cinco años de rehabilitación intensa
Durante los primeros años, la rehabilitación de Rafaela implicó viajes constantes a Santiago. Las terapias eran intensivas y demandaban un esfuerzo enorme para la familia. “Había un gasto económico, un estrés tremendo. Yo no sabía moverme con la silla de ruedas, ni en Santiago, ni en el metro. Usar ascensores, trasladarnos, todo era muy complejo”, recuerda Teresa.
Rafaela inició un trabajo intenso en áreas como kinesiología motora y respiratoria, además de natación. El objetivo inicial era que volviera a tomar conciencia de su cuerpo y de sus movimientos. “Producto del accidente se cortaron muchas conexiones neuronales, y con la kinesiología el cerebro puede volver a reconectarlas, sobre todo porque ella era muy joven, algo que ayudó mucho”, explica su madre.
Los avances fueron lentos, pero constantes. Rafaela no podía beber líquidos sola ni realizar acciones básicas. “Era como empezar de cero, como tener un bebé nuevamente”, dice Teresa. Con el tiempo, recuperó gran parte de su movilidad, volvió a hablar y hoy se desenvuelve de manera autónoma. “Hace todo sola, es independiente, como cualquier adolescente”, destaca.

Un instituto que cambia la rutina
La apertura del Instituto Teletón Rancagua representa un cambio profundo para la familia. “Nos facilita la vida y mejora la calidad de vida. Es un desgaste menos y un estrés que no tendremos”, afirma Teresa. Desde Rengo, viajar a Santiago significaba ocupar prácticamente todo el día, ya que, solo en traslado, eran más de 4 horas. Ahora, esto solo implicará cerca de 30 minutos.
Rafaela tendrá más tiempo en casa. “Más tiempo para la familia, para los estudios, para su mascota. En Santiago todo eso se nos acortaba”, comenta su madre. Además, podrá acceder a talleres que antes quedaban fuera por falta de tiempo, como arteterapia y música.
Rafaela también valora este nuevo paso. “Antes tenía que viajar lejos y quedarme en Santiago. Ahora me va a quedar más cerca y voy a poder estar con mi familia”, cuenta. Sobre su experiencia en Teletón, resume sin rodeos: “Ha sido muy buena”.
Actualmente, Rafaela se encuentra en una etapa crucial de su proceso en Teletón, enfocada en reforzar la parte motora y ganar mayor estabilidad de pie. “La idea es dejarle todas las herramientas para que, cuando reciba el alta, pueda ponerlas en práctica”, explica Teresa. A su lado, Rafaela asiente. “Mi familia siempre ha estado conmigo”, dice, terminando con un “siempre me apoyan”.






