En el Colegio Inglés Saint John de Rancagua, el Día del Alumno se vive como una de las jornadas más significativas del año. Desde muy temprano, el recinto se llenó de color y alegría en una jornada organizada por los propios estudiantes, liderados por el Centro de Alumnos, que puso a prueba habilidades artísticas, deportivas y de trabajo en equipo.
La Rectora, Ana María Garrido Rivera señaló que “este Día del Alumno ha sido una verdadera muestra de lo que significa ser parte de una comunidad educativa comprometida, entusiasta y creativa. Desde las coloridas alianzas hasta la participación de todos los cursos, vivimos una jornada llena de energía, compañerismo y alegría, donde cada uno aportó con su talento y entusiasmo. Agradezco especialmente el compromiso del Centro de Alumnos y el apoyo constante de los docentes, quienes acompañaron y motivaron activamente durante todas las actividades”. En sus palabras de saludo, la Rectora dedicó un mensaje especial a los exalumnos que hoy forman parte del cuerpo docente, destacando cómo su regreso a esta casa de estudios es un testimonio vivo del compromiso, los valores y el cariño que inspira la institución. “Felicito todos por su participación y organización, en una jornada que refleja los valores y el espíritu de nuestro colegio”, puntualizó.
Estudiantes lideran la organización de las actividades
Katia Roa Cabezas, profesora asesora del Centro de Alumnos junto a Jorge Pérez, explicó que esta actividad es una tradición consolidada dentro de la cultura del colegio, y que tiene como protagonistas a los propios estudiantes. “El Día del Alumno lo organizan ellos mismos, encabezados por el Centro de Alumnos. Se dividen en dos alianzas, lideradas por los cuartos medios y los terceros, y desde el minuto uno hay una entrega total”, comentó a El Tipógrafo.
Durante la jornada se llevaron a cabo diversas actividades, como una presentación artística de los profesores —quienes sorprendieron con un entretenido baile—, una “bailetón” con participación por curso, una gimkana con pruebas deportivas y lúdicas, un concurso tipo MasterChef, un desfile de moda y diversos desafíos culturales. La comunidad escolar también disfrutó durante la semana previa de competencias en los recreos y misiones sorpresa organizadas a través de redes sociales, como recrear escenas clásicas o completar desafíos exprés.
“Se preparan con semanas de anticipación”, detalló la profesora Roa. “Hay bases claras con pruebas definidas, y una de las más importantes es la presentación de coreografía, donde cada alianza monta una puesta en escena de 20 minutos. Todo eso requiere tiempo, trabajo en equipo y liderazgo. Es bonito ver cómo los cuartos y terceros medios guían al resto de la comunidad, incluyendo a los más pequeños”.
Una semana completa de preparación y espíritu competitivo
Para los estudiantes, la jornada representa mucho más que una competencia. Joaquín Valenzuela, presidente del Centro de Alumnos y estudiante de tercero medio B, explicó que esta celebración refleja el espíritu del colegio y el rol de la organización estudiantil como generadora de experiencias. “Valoramos mucho estas instancias. No todo es la sala de clases o prepararse para la PAES. Esto también es parte de la educación: aprender a trabajar en equipo, organizarse, liderar, y también disfrutar”.
El cronograma de actividades, que se extendió entre las 8:00 y las 14:30 horas aproximadamente, estuvo cuidadosamente planificado por los alumnos y apoyado por el equipo docente y directivo del colegio. “Nosotros llegamos con ideas grandes y siempre contamos con el apoyo de los profesores asesores y de toda la directiva. Nos escuchan, nos orientan y facilitan mucho que podamos llevar esto adelante”, agregó Joaquín.
Durante la semana previa al Día del Alumno, el ambiente escolar ya estaba impregnado de entusiasmo. Hubo competencias de fútbol, básquetbol, voleibol, quemadas y juegos de mesa. Además, a diario se lanzaban “pruebas sorpresa” a través de Instagram, como parte de las estrategias para sumar puntos para las alianzas y mantener la motivación en alto.
Para la profesora Katia Roa, este tipo de iniciativas refuerzan valores fundamentales: “Una de las cosas que más destacamos es la unión. Es un espacio donde se forman líderes, se aprende a organizar, a trabajar con otros. Además, viene justo en una época de alta exigencia académica, por lo que sirve también para descomprimir y renovar energías para lo que queda del semestre”.
La comunidad escolar espera con ansias este día año tras año, tal como lo señalaron todos a quienes entrevistamos, y no es para menos. “Yo también soy apoderada —agregó la profesora Roa—, y mi hijo, que ya egresó, siempre decía que esta era una de sus fechas favoritas. Hay actividades para todos: al que le gusta bailar, al que prefiere lo deportivo, o los que se lucen con desafíos de creatividad. Eso es lo más lindo: todos tienen un espacio para brillar”.







