Con un respaldo mayoritario en la Sala, el Senado comenzó esta semana el debate en particular del proyecto de ley que promueve la incorporación de al menos una hora diaria de actividad física adicional en los establecimientos educacionales, desde el nivel parvulario hasta enseñanza media. La iniciativa busca combatir el sedentarismo infantil y fomentar estilos de vida saludables desde la escuela.
La propuesta, que ya fue analizada por las comisiones de Salud, Educación y Hacienda, recibió 20 votos a favor y 2 abstenciones en su primera votación en particular. Aún quedan normas por votar, debido a una solicitud de votación separada que quedó pendiente para la próxima sesión.
Uno de los aspectos centrales del proyecto es que estos 60 minutos no podrán reemplazar la clase de Educación Física, sino que deberán ser adicionales, incorporados durante la jornada escolar. Las actividades podrán ser de baja, moderada o alta intensidad, con un enfoque lúdico, formativo e inclusivo.
Se espera que los establecimientos promuevan estas prácticas como herramientas para el bienestar físico y mental de los estudiantes, incorporándolas en sus planes de convivencia escolar y facilitando los espacios, materiales y vestimenta adecuados para su realización.
Un problema urgente
Durante el debate, varios senadores destacaron los preocupantes resultados de la última Encuesta Nacional de Actividad Física y Deporte, donde solo un 18% de los estudiantes de primero básico a cuarto medio realiza ejercicio al menos tres veces por semana, mientras que más del 50% de los alumnos de quinto básico presenta sobrepeso u obesidad.
El senador Juan Luis Castro, a nombre de la Comisión de Salud explicó que “se trata de distribuir esa hora de actividad física, en pausas activas, elongaciones, ejercicio isométrico, que en el fondo permitan que del sedentarismo de estar una jornada escolar completa sentado, después un recreo o dos recreos, pasemos a lograr hacerse estas pausas o ejercicios o actividades lúdicas”.
Aunque la iniciativa fue bien recibida en general, también surgieron críticas. Algunos parlamentarios advirtieron sobre la falta de claridad jurídica en cuanto a la obligatoriedad de la medida y el déficit de financiamiento e infraestructura en muchas escuelas, lo que dificultaría su implementación real.
El proyecto contempla que los colegios deberán habilitar espacios, promover el uso de vestimenta adecuada y coordinar el uso de instalaciones de manera inclusiva y no discriminatoria. No obstante, su éxito, según se destacó en la Sala, dependerá de un compromiso intersectorial, que involucre a los ministerios de Educación, Salud, Deportes y Desarrollo Social.