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Control biológico: la solución sustentable que revoluciona la agricultura en O'Higgins

VIERNES, 11 DE OCTUBRE DE 2024
Publicado por

Daniel Nanjari


El uso de enemigos naturales para el control de plagas se posiciona como una alternativa clave para la fruticultura de exportación en la región de O'Higgins. Con el apoyo de Frutas de Chile y CORFO, este enfoque busca reducir la dependencia de plaguicidas y proteger los cultivos.


El control de plagas ha sido un desafío central para la agricultura en la región de O’Higgins, especialmente en cultivos de exportación como los kiwis, arándanos y frambuesas, que están bajo la atenta mirada de los mercados internacionales. Ante los cada vez más estrictos límites máximos de residuos (LMR) en frutas, los productores deben buscar alternativas sostenibles para mantener la calidad de sus productos sin recurrir a excesivos plaguicidas. Es en este contexto donde el control biológico ha ganado protagonismo como una herramienta efectiva y amigable con el medio ambiente.

Entre 2018 y 2021, se llevó a cabo el proyecto “Desarrollo del Manejo Integrado de Plagas para la Fruticultura de Exportación”, liderado por la ingeniera agrónoma Susana Izquierdo de la Fundación para el Desarrollo Frutícola (FDF), con el respaldo de CORFO y Frutas de Chile, la asociación que aglutina a los principales exportadores de frutas del país. Esta iniciativa no solo buscaba desarrollar nuevas estrategias para combatir plagas cuarentenarias, sino también reducir el impacto ambiental de las prácticas agrícolas en el proceso.

Las plagas más preocupantes para la fruticultura
Una de las principales metas del proyecto fue la identificación y monitoreo de plagas de importancia cuarentenaria y agrícola, tales como la Lobesia botrana (polilla del racimo), que afecta a los arándanos y las uvas; la Drosophila suzukii (mosca de alas manchadas), que ha sido detectada recientemente en Chile y daña seriamente los cultivos de berries; y la Naupacthus xanthographus (burrito de la vid), que causa estragos en los huertos de kiwi.

El manejo de estas plagas se basó en el uso de enemigos naturales, es decir, organismos vivos que depredan o parasitan a los insectos que afectan los cultivos. En lugar de depender de pesticidas químicos que pueden dejar residuos en las frutas, el control biológico permite atacar de manera precisa las poblaciones de plagas, reduciendo el daño en los cultivos sin alterar el ecosistema local.

El papel de los exportadores de frutas
Frutas de Chile ha jugado un rol clave en la implementación de este proyecto, no solo proporcionando recursos y apoyo técnico, sino también alineando los esfuerzos de los productores locales con los estándares internacionales de calidad y sustentabilidad. A través de la colaboración con entidades como la FDF y CORFO, Frutas de Chile ha impulsado la adopción de técnicas agrícolas innovadoras, incluyendo el control biológico, como una forma de mejorar la competitividad de los productos chilenos en el extranjero.

El proyecto involucró ocho huertos piloto distribuidos en las regiones de O’Higgins, Maule y La Araucanía, donde se llevaron a cabo experimentos con controladores biológicos específicos para cada tipo de plaga. Entre las empresas participantes destacaron BioBichos, Xilema y Biofuturo, proveedoras de los enemigos naturales utilizados en los cultivos.

Protocolos y monitoreo
Una parte esencial del trabajo fue el desarrollo de protocolos de monitoreo para detectar las plagas a tiempo y aplicar los controladores biológicos en el momento preciso. Para plagas como la Lobesia botrana, se utilizaron trampas y prospección visual en los huertos de arándanos, mientras que para el Naupacthus xanthographus en los cultivos de kiwi se implementaron calicatas y arrastre por lavado para su detección.

En el caso de la Drosophila suzukii, plaga que afecta gravemente a los berries, se trabajó con sistemas de trampeo y prospección visual mediante la técnica de sacudir ramas y flores para detectar su presencia. Estos métodos permitieron a los agricultores identificar las plagas de manera temprana y tomar acciones inmediatas para reducir su impacto.

Según Susana Izquierdo, “la principal ventaja del control biológico es que no busca eliminar completamente a la plaga, sino mantener sus poblaciones en niveles bajos, evitando la resistencia que a menudo generan los plaguicidas químicos”. Esta técnica no solo protege a los cultivos, sino que también es mucho más sostenible en el largo plazo.

Impacto en los huertos de exportación
Los beneficios del control biológico van más allá del simple manejo de plagas. Al reducir la aplicación de plaguicidas, los agricultores no solo disminuyen el riesgo de que sus productos sean rechazados en los mercados internacionales por sobrepasar los límites de residuos, sino que también contribuyen a la protección del medio ambiente y la salud de los trabajadores agrícolas.

El proyecto también incluyó la publicación de una guía titulada «Plagas de importancia agrícola y cuarentenaria y potenciales controladores biológicos en Chile», que fue distribuida entre los productores para facilitar la identificación y manejo de las plagas en campo. Esta guía, elaborada en colaboración con el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG), se ha convertido en una herramienta esencial para los agricultores que buscan adoptar prácticas más sostenibles.

Resultados y proyecciones
El éxito del proyecto ha sido tal que varios huertos en la región de O’Higgins han comenzado a implementar controladores biológicos de manera regular en sus cultivos, especialmente en los periodos cercanos a la cosecha, cuando el uso de pesticidas está restringido. La metodología desarrollada ha sido validada científicamente, lo que ha permitido que más agricultores se sumen a esta tendencia.

De cara al futuro, Frutas de Chile y sus socios estratégicos están comprometidos en seguir fomentando el uso de estos métodos en otros huertos del país, con el objetivo de que la fruticultura chilena sea no solo competitiva, sino también respetuosa con el medio ambiente. Con los mercados internacionales cada vez más preocupados por la sustentabilidad de los productos agrícolas, el control biológico podría ser la clave para mantener el liderazgo de Chile en el mercado global de frutas.

En conclusión, el uso de enemigos naturales en la agricultura no solo es una respuesta eficaz para combatir las plagas más problemáticas, sino también una herramienta fundamental para avanzar hacia una agricultura más limpia y sostenible. Con el respaldo de Frutas de Chile, O’Higgins se está posicionando a la vanguardia de la innovación agrícola, protegiendo sus cultivos y el futuro del planeta.


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