Por Nicolás Bossy
Uno de los cuidados tradicionales a la hora de enfrentar al sol, es la aplicación de bloqueador solar en las zonas de la piel que se encuentran muy expuestas. El rostro y los brazos, así como el cuello, son áreas muy vulnerables a las quemaduras durante el verano, por ello, colocar bloqueador en ellas es esencial.
Cabe recordar que las quemaduras en la piel, dependiendo de su gravedad y extensión, pueden provocar complicaciones, que van desde el envejecimiento prematuro de la piel, hasta el cáncer, e incluso, daño ocular, si no se protege la vista de la luz ultravioleta si no se utilizan lentes de sol.
Otro riesgo producto de las altas temperaturas y el sol, es la insolación. Esta condición se produce cuando se realiza esfuerzo físico o ejercicio durante las horas de mayor calor del día. Esto es peligroso y especialmente cuando el cuerpo esta deshidratado, ya que la insolación provoca agotamiento y hasta desmayos, luego de que la temperatura corporal llegue a los 40 grados Celsius.
Algunos de los síntomas que permiten identificar una insolación y con ello, prevenir que se pase a un estado más grave, son los calambres en los brazos, piernas y estómago, así como el dolor de cabeza, los mareos, la pérdida del apetito, el exceso de sudoración, una tez pálida y mucha sed.
Para tratar una insolación es necesario beber mucha agua y líquidos fríos y tomar una ducha con agua fría, descansar y quitarse la ropa “innecesaria” o que genera más calor, como chalecos o pantalones largos y gruesos.
Para prevenir tanto quemaduras como insolaciones es necesario estar bien hidratado, portar prendas holgadas de colores claros, usar gorro, lentes y protector solar.