Cada vez más trabajadores en Chile están pensando en dejar sus empleos, pero no por razones salariales o falta de oportunidades, sino por el deterioro en la relación con sus jefaturas. Así lo revela la edición 2025 del estudio “Líderes o Jefes” de Laborum, realizado en Chile, Argentina, Perú, Ecuador y Panamá, con la participación de más de 2.800 personas.
En el caso chileno, un alarmante 83% de los encuestados dijo haber considerado renunciar debido a una mala relación con su jefe. Esta cifra representa un aumento de seis puntos porcentuales respecto a 2024 y de 27 puntos en comparación con 2023, posicionando a Chile como el país con mayor nivel de insatisfacción en la región, por sobre Argentina (77%), Ecuador (72%) y Perú y Panamá (ambos con 71%).
Además, el 70% de los trabajadores en Chile afirma que no considera a su jefe como un verdadero líder.
El estudio también muestra una percepción generalizada de liderazgo deficiente. La mitad de los trabajadores siente que no recibe el apoyo necesario, un 49% percibe un estilo autoritario, y el 46% señala que su jefe no confía en el equipo. En contraste, los atributos más valorados en un líder incluyen el desarrollo profesional de los colaboradores (64%), la capacidad de escucha (63%) y la confianza para entregar autonomía.
Pese a estas críticas, el 87% de los trabajadores chilenos cree tener las cualidades necesarias para liderar, aunque esta cifra ha bajado respecto al 93% registrado en 2024. En tanto, un 88% afirma que le gustaría asumir roles de liderazgo para mejorar las condiciones laborales de sus equipos.
No obstante, el desarrollo del liderazgo dentro de las organizaciones sigue siendo una tarea pendiente. Según el estudio, el 70% de los especialistas en Recursos Humanos en Chile reconoce que no existen estrategias específicas para formar líderes en cargos jerárquicos. Entre quienes sí implementan acciones, destacan los talleres y seminarios (38%), sistemas de monitoreo (25%) y programas de mentoring o coaching (21%).
Las medidas correctivas frente a problemas de liderazgo varían, desde la reasignación de roles hasta la desvinculación. Sin embargo, aún son pocas las empresas que apuestan por consolidar prácticas efectivas que permitan inspirar, comunicar con claridad y construir relaciones de confianza dentro de los equipos.