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Bienestar y comunidad: el nuevo enfoque de las residencias estudiantiles en Chile


Las residencias estudiantiles de Chile ofrecen acceso a actividades de carácter social, desde espacios deportivos para el esparcimiento y eventos culturales, hasta asesoría profesional, trabajo comunitario y acompañamiento espiritual.

LUNES, 13 DE ENERO DE 2025
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Publicado por

Danya Ríos

Periodista El Tipógrafo


La educación superior en Chile vive tal vez uno de los mejores momentos en la memoria reciente, con la matrícula total creciendo 3,3% en comparación con el 2023 (siendo el cuarto año consecutivo de crecimiento), e incrementando la capacidad de generación de ingresos de los graduados en 161%, casi el doble del promedio registrado en los países que conforman la OCDE.

En conjunto con un incremento en las alternativas de financiamiento estudiantil, así como una mejora en la reputación de las instituciones educativas en el país, incluso estaríamos viendo un crecimiento en el número de extranjeros que deciden cursar sus estudios de educación superior en nuestras universidades.

Residencias estudiantiles

Esto es en parte posible gracias a las residencias estudiantiles, viviendas temporales para un grupo selecto de estudiantes que no cuentan con los recursos para alojarse de forma tradicional en las áreas adyacentes a su casa de estudios.

Dependiendo del país, las residencias estudiantiles varían: mientras que algunas funcionan como un beneficio socioeconómico otorgado por la casa de estudio u otras entidades gubernamentales en forma de beca, en otros países son espacios de vivienda integrados al campus universitario que cuentan con un precio preferencial para los estudiantes.

¿Cómo funcionan en Chile?

En Chile, no solo los extranjeros se benefician de este tipo de residencias, sino también los estudiantes de distintas provincias. Estas están categorizadas según el año que cursa el estudiante, así como su situación socioeconómica y la posibilidad de contar con redes de apoyo.

En algunas universidades, los estudiantes de primer a tercer año cuentan con acceso a una residencia universitaria copagada, mientras que los del cuarto año en adelante cuentan con un apoyo económico para costear una vivienda temporal en las adyacencias de la universidad.

Si bien la idea de este tipo de residencia es ayudar a los estudiantes de menos recursos, no se trata de un beneficio sin compromisos. Los estudiantes no solo deben cumplir con los requisitos solicitados por cada entidad educativa, sino también mantener un rendimiento positivo a lo largo de toda la carrera.

A su vez, las residencias universitarias también deben cumplir con una serie de estándares para poder proporcionar la ayuda que el estudiante necesita. Desde contar con el espacio adecuado y una ubicación privilegiada, hasta servicios de calidad ininterrumpidos, son algunos de los requerimientos básicos.

También es ideal que estas cuenten con los protocolos de seguridad necesarios para no solo evitar que los estudiantes sean víctimas de criminales, sino también para prevenir accidentes. Un entramado de videovigilancia y un sistema con teclado de acceso para puertas son las medidas más comunes.

Un enfoque de renovación

A medida que pasan los años, las residencias estudiantiles no solo se desarrollan pensando la vivienda y la seguridad, sino que han extendido su enfoque para concentrarse en el bienestar y la comunidad, ayudando a los estudiantes a formar parte del engranaje social que los rodea de la mano de distintos beneficios.

En su mayoría, las residencias estudiantiles de Chile ofrecen una amplia gama de servicios destinados a fomentar actividades de carácter social, desde espacios deportivos para el esparcimiento y eventos culturales, hasta asesoría profesional, trabajo comunitario e incluso acompañamiento espiritual.

Muchas de estas residencias universitarias están dedicadas a públicos específicos, con algunas de estas siendo únicamente para varones y otras solo para mujeres. Si bien puede parecer limitado, estas buscan adaptarse a las necesidades de cada grupo estudiantil.

¿A qué retos se enfrentan?

En un contexto socioeconómico complejo, las residencias estudiantiles dejan de ser un derecho para buena parte de la población, y se convierten en un beneficio que apenas una parte de los estudiantes puede recibir. Las listas de recaudos no solo se hacen cada vez más largas, sino que la cantidad de cupos disminuye de forma paulatina.

Este no es solo un problema para los solicitantes, sino también para quienes administran estos inmuebles, ya que el mantenimiento y la renovación de espacios se hace cada vez más costosa, haciendo que en muchos casos no sea una iniciativa sostenible en el tiempo.

Cuando esto ocurre, la calidad de vida de los estudiantes, así como su desempeño, se ve comprometida.

En el caso de residencias que no cuenten con apoyo financiero por parte de la institución educativa o de una organización gubernamental, los precios de alquiler pueden ser demasiado altos, haciendo que la misma sea inaccesible para los más necesitados.

Buena parte de los profesionales chilenos posiblemente nunca necesitaron contar con acceso a una vivienda estudiantil, sin embargo, para aquellos estudiantes de menos recursos, estas son tal vez la única manera de acceder a los estudios superiores.


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