Diputadas de la Comisión de Mujer y Equidad de Género se reunieron en Rancagua hace unos días, autoridades de la región acudieron también a la cita. ¿La razón? El aumento desbordado de casos de violencia de género en la región, incluidos los femicidios, tanto frustrados como consumados, y, aunque todos los presentes mostraron preocupación, sólo se analizaron cifras, datos, hasta que una mujer, convocada también al evento relató sus vivencias como sobreviviente de tres femicidios frustrados y un inferno de amenazas y violencia que se perpetúa hasta hoy, y, entonces, todo tuvo otro sentido.
“Hoy día estamos en una sociedad donde el tema de seguridad es súper relevante, lamentablemente existe una arista silenciosa que se vive en los hogares, que te acompaña el fin de semana, que duerme contigo en las noches, porque si te dicen que en ciertos lugares hay alta tasa de asaltos dejas de acudir ahí, pero en el caso de la violencia intrafamiliar es algo que no puedes escapar incluso pidiendo ayuda, esto queda evidenciado en nuestra región con las cifras que son alarmantes” señala Helia en conversación exclusiva con El Tipógrafo y agrega que “cuando hablamos de violencia intrafamiliar estamos hablando de un terrorismo íntimo que significa que aborda toda tu vida y queda expuesta a una inseguridad permanente en todos los niveles, por lo tanto, es difícil generar una red de apoyo y para esto es fundamental que como sociedad primero reconozcamos que este problema es real y creemos una red de apoyo que permita a las mujeres contar con una con una ayuda permanente”.
“Hoy tenemos una sociedad que nos cuestiona, como si ser víctima fuera un camino que elegimos, el victimario activa sus redes sociales y familiares para desacreditarnos, logrando muchas veces el desistimiento, revictimizando, inhibiendo las denuncias” comenta Martínez sobre la realidad que enfrentan miles de mujeres en nuestra sociedad y agregó que “no hay que sentir vergüenza de ser víctima”.
“En mi caso, la violencia física del feminicidio frustrado, se transformó en sistémica cuando mi agresor, aprovechando sus condiciones económicas, pagó para instalar programas y cámaras de espionaje que pueden comprarse en internet, con ello podía leer y ver todo lo que hacía” relató dramáticamente Helia y agregó que “he sentido rehén de mi agresor, desde que intento acabar con mi vida nunca más salí tranquila a la calle, nunca más pude disfrutar las mismas cosas”.
Su relato no parece tener un final, y pese a lo que ha logrado avanzar en su caso, policial y judicialmente, sigue viviendo un calvario de amenazas y un sinnúmero de acciones judiciales presentadas por su victimario y su entorno, lo que hace que no pueda entregar mayores detalles.
Helia Martínez reflexiona sobre lo que significa acceder a la justicia en estas condiciones “el primer acceso son las policías, quienes tampoco están preparadas, en carabineros te envían a la PDI y a la inversa, las fiscalías no están preparadas para contener las victimas en su primera intervención, por lo cual más que una ayuda termina siendo un desgaste que termina por destruir la emocionalidad de cualquier persona” y agregó con pesar que “Hace unos días cuando sesionó la comisión de Mujeres y Equidad de Género de la Cámara de Diputados en Rancagua, quedó en evidencia la baja coordinación que existe en el país sobre este tema, no en un sistema integrado como debiese ser y el ministerio público ni siquiera estuvo presente, me surge la duda si las cifras de denuncias van a la baja porque estamos tomando conciencia o porque las mujeres estamos decidiendo no denunciar, hoy la política de Estado es crear centros para las victimas pero no reforzar el sistema contra los victimarios, no podemos llenarnos de centros de ayuda, mientras que las leyes que existen no se cumplen” sentenció Helia y agrega con sentimiento que “no puede haber justicia con mentiras”.
“Espero que en un futuro las victimas podamos vivir seguras, tranquilas, sin miedo, poder sentir la reparación y no tener miedo de estar en la calle, de generar lazos familiares sanos, sin ser juzgadas, que en otras mujeres tengamos la contención y que tu pasado u origen no sea limitante para apoyar a las víctimas, que esta enfermedad de la violencia sea solo una triste etapa donde todas podamos decir que orgullo que la superamos, que nuestros agresores sean tratados, que no tengamos que huir constantemente, sueño con un mundo donde no tenga que temer que mi hija “elija” mal su pareja y termine siendo una estadística, pero también sueño un mundo donde mis hijos sean hombres de bien, buenos padres y que no sean indiferentes al dolor de otros y otras” compartió Helia.
La sobreviviente de tres femicidios frustrados tuvo también palabras para reconocer a su actual pareja Jonathan “por ser un hombre con valores y principios fuertes que nos permiten, a pesar de todo, tener a los niños en una burbuja de amor y respeto”.
Finalmente Helia Martínez envía un mensaje significativo a la sociedad y las mujeres; “Sueño con un mundo donde no tenga que soñar vivir en paz y tranquilidad”.