“Ha costado mucho avanzar. El centralismo domina y las facultades que nos han otorgado son limitadas. Hemos tenido que ser creativos para definir la inversión regional, gestionar presupuestos y coordinar con organismos para que los proyectos funcionen”, reflexionó Silva.
A pesar de las restricciones, Silva asegura que su gestión ha buscado integrar a las 33 comunas de la región en un trabajo colaborativo y transversal. “No imponemos proyectos, sino que construimos la región en conjunto con los alcaldes y alcaldesas. Eso ha sido muy valorado”, explicó.
Un modelo a seguir: las autonomías progresivas
Silva se muestra crítico respecto al actual modelo de gobernanza regional, particularmente por la existencia del delegado presidencial. “Una de las promesas del presidente era eliminar esta figura, pero eso no ha sucedido. La autonomía de las regiones debe avanzar de forma similar al modelo español, donde las comunidades autónomas adquieren más responsabilidades según su capacidad”, comentó.
Para el gobernador, ceder poder desde Santiago es un proceso que siempre genera resistencia. “Cuesta ceder poder, pero cuando está establecido por ley, debe existir voluntad política. De lo contrario, frenan el desarrollo de la región y nos limitan a administrar recursos sin la autonomía que necesitamos para liderar cambios estructurales”.
Probidad y control: claves para avanzar
Silva abordó también los argumentos que justifican la falta de descentralización, como los casos de probidad. En este sentido, subrayó que el gobierno regional de O’Higgins ha mantenido un manejo intachable de los recursos. “La Contraloría no es un ente represor, es una contraparte que ordena y orienta. Con reglas claras y equipos competentes, podemos avanzar sin temor”, aseguró.
El gobernador resaltó la importancia de contar con controles estrictos: “Tenemos cuatro filtros: el Consejo Regional, la Contraloría Interna, la Contraloría Regional o Nacional, y la DIPRES. Esto asegura transparencia, aunque también ralentiza la ejecución de proyectos”.
Entre los proyectos más significativos, destacó la compra de 40 camionetas de seguridad y la puesta en marcha de iniciativas como el sistema de identificación biométrica junto a la PDI. Sin embargo, reconoció que algunos planes se vieron obstaculizados por la burocracia. “Nos tomó dos años obtener la autorización para un proyecto de oncología y otro de operaciones traumatológicas. La lentitud del sistema nos frustra, pero seguimos insistiendo”, señaló.
Seguridad y salud: prioridades para un segundo periodo
Silva proyecta su gestión futura en dos áreas fundamentales: seguridad y salud. “Estamos trabajando para traer una escuela de carabineros a la región, lo que no solo mejorará la formación de nuevos efectivos, sino que también permitirá acciones preventivas mientras estudian. Además, necesitamos reforzar la tecnología y el personal en la fiscalía para combatir el déficit actual”, indicó.
En salud, destacó avances en la reducción de listas de espera y la coordinación con el Ministerio de Salud, pero insistió en la necesidad de mayor autonomía para acelerar estos procesos. “Queremos seguir entregando soluciones rápidas y concretas, como lo hemos hecho hasta ahora, pero necesitamos que los ministerios trabajen con mayor agilidad y compromiso”, enfatizó.
Pablo Silva Amaya se despide con un mensaje claro: “Los hechos hablan por sí solos. Hemos demostrado que, con creatividad, colaboración y esfuerzo, el gobierno regional puede liderar cambios significativos. Ahora necesitamos dar el siguiente paso hacia una verdadera descentralización”.