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Olas de calor y su impacto en la agricultura chilena: Desafíos y adaptaciones urgentes


El cambio climático y las olas de calor amenazan a las zonas agrícolas clave de Chile. Expertos advierten sobre el aumento en la demanda hídrica y la necesidad de nuevas estrategias para mitigar sus efectos en los cultivos.

VIERNES, 25 DE OCTUBRE DE 2024
Publicado por

Daniel Nanjari



Chile, un país de gran diversidad geográfica, enfrenta serios desafíos derivados del cambio climático, especialmente por el aumento de olas de calor que afectan la producción agrícola. Las zonas más vulnerables incluyen la región semiárida, entre Coquimbo y Valparaíso, y la región mediterránea, que abarca desde la Región Metropolitana hasta el Maule.

Según Viviana Tudela, docente de la Universidad de O’Higgins (UOH), el principal problema para el sector agrícola es el incremento en la demanda hídrica de los cultivos, debido a la rápida evaporación en condiciones extremas. Cultivos de raíces superficiales, como hortalizas y frutales, serían los más afectados.

Efectos en los cultivos y la producción

Las olas de calor impactan directamente en la capacidad de fotosíntesis de las plantas. Tudela señala que temperaturas superiores a 35°C reducen este proceso, afectando el rendimiento y la calidad de los cultivos. Los frutos podrían sufrir alteraciones en el color, acidez y composición, mientras que especies como vides, cerezos y manzanos ya han mostrado respuestas negativas al calor extremo.

A pesar de estos conocimientos, Tudela subraya la falta de estudios específicos sobre los umbrales térmicos de muchas especies, lo que dificulta proyectar el impacto a largo plazo.

Zonas críticas bajo amenaza

Las zonas semiáridas y mediterráneas de Chile son particularmente vulnerables. Estas regiones, cruciales para la agricultura nacional, podrían enfrentar mayores desafíos debido a la transformación climática. El clima semiárido frío del norte chico podría volverse semiárido cálido, lo que incrementaría la presión sobre los cultivos. En la zona central, el clima mediterráneo podría evolucionar hacia un semiárido hacia finales del siglo XXI, exacerbando la escasez hídrica.

Adaptaciones para mitigar los efectos

A pesar del escenario desalentador, Tudela cree que la agricultura chilena puede adaptarse con las estrategias adecuadas. Una de las principales medidas sería el recambio de especies y variedades más resistentes al estrés térmico e hídrico, lo que reduciría los costos de producción e inversión.

Además, la experta recomienda implementar técnicas físicas, como la reducción de la radiación solar incidente y el enfriamiento evaporativo, para proteger los cultivos del calor extremo.

Monitoreo y preparación

Para enfrentar estos cambios, es vital que los agricultores cuenten con acceso a herramientas de monitoreo meteorológico y de humedad del suelo. Tudela insta al sector agrícola a avanzar en la cuantificación de los impactos del calor en cultivos clave, mejorar las estimaciones de evapotranspiración y prepararse para eventos extremos. Mantenerse informados sobre los pronósticos meteorológicos y utilizar plataformas de apoyo para la toma de decisiones será esencial en los próximos años.


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