Clara Solovera, una de las más destacadas compositoras de música de raíz folclórica chilena, dio vida a una canción ampliamente conocida por todos los que aman las expresiones que nacen de nuestras raíces, costumbres e imaginario colectivo.
Se llama “Chile Lindo” y fue popularizada por Ester Soré y los Huasos Quincheros, convirtiéndola en una de las tonadas más populares del repertorio musical chileno.
Su letra tiene un mensaje que es, sin duda alguna, un llamado a la unidad y un recordatorio de la importancia de lo que somos como nación.
Nos describe en forma sucinta cómo es nuestro país, haciendo referencia a su carácter único.
Con sencillas y hermosas palabras hace fe que, de ser necesario, se debe estar dispuesto a sacrificar hasta la vida por el bienestar de Chile, algo que nos recuerda el juramento a la bandera, que año a año, hacen los jóvenes que ingresan a las Fuerzas Armadas
Le entrega simbólicamente su corazón a Chile, nuestra Patria, demostrando que el quererla exige de alguna forma un renunciamiento de parte de sus hijos.
Incluyó en la letra la recordada Clarita, el mensaje de alegría que nace de una bien bailada cueca, diciéndonos metafóricamente, que no es necesario sufrir cuando hablamos o disfrutamos de nuestro Chile.
Desde este querido diario, rendimos un homenaje a la ya desaparecida Clara Solovera y a través de ella, a todos los compositores y cantantes que nos hacen revivir por medio de sus canciones, nuestra chilenidad.
Dejemos constancia, por si usted desconoce quien es Clara Solovera, que nació y murió en Santiago, entre 1909 y 1992, siendo en vida compositora, escritora, poetisa y pedagoga.
Huérfana desde muy temprana edad, fue criada por su abuela y bisabuela en San Bernardo, ingresó luego al Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile, graduándose como profesora de castellano y filosofía.
Sus éxitos musicales incluyeron ser ganadora del Festival de la Canción de Viña del Mar, en la competencia folclórica.
No fue en puridad, según sus estudiosos, una folclorista, ya que sus obras no provenían de la recopilación del saber popular, sino de su propia imaginación.