Lorena Leiva Román comparte la historia de su familia, que es también la historia de Bucalemu “cuando Bucalemu eran cuatro casas, una de ellas era la de mis abuelos” cuenta la coautora del libro “La sal de la vida: Memorias de las antiguas salinas de la laguna de Bucalemu” remarcando su conexión con la localidad y su historia, y agrega que “cuando nosotros llegamos, todavía había salinas en la laguna, hubo salinas hasta hace relativamente poco tiempo. Las últimas calles de salinas aquí en Cabeceras se trabajaron en el año 85, hasta antes del terremoto”.
“Con el muelle lo que empezó a pasar es que creció la playa, entonces la filtración mar ya se empezó a hacer mucho menor”.
Lorena Leiva Román, coautora del libro “La sal de la vida: Memorias de las antiguas salinas de la laguna de Bucalemu”.
El relato de infancia de Lorena descarta, desde lo vivencial, uno de los alegatos del Consejo de Defensa del Estado en la causa que se sigue ante el Tribunal Ambiental, en orden a que la laguna “nunca habría tenido conexión con el mar ni con el agua salada”, “las salineras estaban tres o cuatro kilómetros hacia el interior” complementa Lorena.
Su intención al escribir el libro fue justamente rescatar esa memoria colectiva y preservar la historia de una comunidad.
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Si bien es cierto, el relato de la autora da cuenta que ya a partir de los años 70 del siglo pasado la laguna fue perdiendo extensión, la última intervención del MOP y que motivó la demanda de la municipalidad, en opinión de Leiva “con el muelle lo que empezó a pasar es que creció la playa, entonces la filtración mar ya se empezó a hacer mucho menor”, lo que podría ser la sentencia de muerte para un ecosistema basado en la influencia de agua salada.
“El efecto nocivo se va a notar más a la larga. Entonces puede que en unos años más no tengamos laguna”.
Lorena Leiva Román, coautora del libro “La sal de la vida: Memorias de las antiguas salinas de la laguna de Bucalemu”.
Incluso hoy “queda todavía un remanente porque te puedo asegurar que hay sosa y si hay sosa es porque hay agua salada, hay un componente salino en el agua, pero eso, si sigue aumentando la playa, como está sucediendo, a raíz de la intervención del muelle, va a llegar un momento en que simplemente va a estar seco, seco y perderemos un ecosistema completo” comentó Lorena Leiva, que finalmente sentenció “el efecto nocivo se va a notar más a la larga. Entonces puede que en unos años más no tengamos laguna”.
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