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Análisis y proyección de la mega sequía en la región del Libertador Bernardo O'Higgins


MARTES, 22 DE MARZO DE 2022
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Publicado por

Lourdes Reyes



El presente análisis es parte de un estudio sobre los efectos del cambio climático en la zona central de Chile (Copiapó a Chillán) y comprende el análisis respecto al comportamiento que la pluviometría ha tenido entre 1919 y 2021, con la finalidad de detectar tendencias hacia el futuro inmediato. En climatología es fundamental disponer de series largas de registro; solo de esta manera es posible cuantificar las tendencias que las lluvias tienen y lograr una explicación sobre la real situación y vulnerabilidad que una región agrícola está presentando en las actuales condiciones de cambio climático. De la misma manera proyectar los escenarios inmediatos.

Duración temporal de las sequías.

Una de las características de la actual situación hídrica en Chile, ha sido la extensión en años continuos de los déficits de lluvias. Es excepcional si se observan cómo se han comportado estos fenómenos en los últimos 100 años (gráfico 1).

                                                                                          Gráfico 1

En la imagen se puede ver que, la mayor tendencia era que las sequías duraran un año, lo que no tenía mayor relevancia, pues normalmente eran antecedidas o precedidas por años lluviosos o normales. En el caso de aquellas sequías cuya duración era de dos años (1942-1943; 1998-1999 y 2003-2004), dependiendo del porcentaje de déficit, solían generar problemas en el riego agrícola. Emblemático fue el fenómeno deficitario del período 1998-1999, que se cuenta entre las cuatro sequías más intensas de los últimos cien años. Luego aquellas cuya extensión eran de tres temporadas (1923-1925; 1945-1947 y 1988-1990), que se denominaban “sequías agrícolas e hidrológicas”, ya que impactaban directamente en el abastecimiento hídrico para el riego, al afectar también en el abastecimiento de nieve invernal y, por ende, hacer descender los caudales en los ríos.

Los registros históricos también muestran, aunque en menor medida, sequías cuya duración era de cuatro años (1954-1957 y 1993-1996). Estas condiciones solían disminuir el recurso para el riego, haciendo que los agricultores redujeran las hectáreas de siembra.

Excepcionalmente, en este recuento, se observa la llamada “gran sequía histórica” que duró cinco años (1967-1971). Esta denominación viene no solo por su extensión en el tiempo, sino porque los déficits de lluvias en 1968 han sido los más severos hasta hoy, con un 70% anual. Fue en este período que también hubo cortes programados de agua potable. Incluso de racionamiento de energía eléctrica, que llevó al Gobierno de Chile a decretar el cambio de hora, dividiéndola en horarios de verano e invierno para aprovechar mejor la luz del sol, lo cual perdura hasta hoy.

Existe una característica común, a todos los períodos de sequías descritos, y es que después de su término se producían grandes lluvias y nevadas, las cuales reabastecían naturalmente el sistema hídrico. Sin embargo, en el siglo XXI se está produciendo una mega sequía que ya lleva 13 años de duración 2009-2021.

En cien años de registro nunca se había producido semejante extensión temporal de un fenómeno así. Su ocurrencia coincide con el cambio climático detectado desde finales del siglo XX. Esto explicaría no solo su permanencia temporal, sino que pone en duda si terminará en algún momento futuro. El hecho de estar acoplada al calentamiento global hace pensar que su duración podría llegar a ser indefinida o, más grave aún, ser un cambio del clima regional, desde un tipo mediterráneo (de cuatro estaciones bien definidas con veranos templados), a uno semiárido cálido.

Conclusiones

En este escenario descrito, sumado a las proyecciones probabilísticas hacia el 2025, podemos observar que, la región de O´Higgins está en proceso de llegar a ser un clima semiárido cálido.

Recordemos que en su límite norte está la región Metropolitana, cuya crisis hídrica la tiene al borde de un racionamiento de agua potable.

Los estudios reflejan que estas condiciones de semiaridez están avanzando paulatinamente hacia el sur y podrían llegar incluso hasta Ñuble hacia el 2030.

En esta nueva situación climática, las oportunas decisiones políticas, para adaptarse a este escenario de alta vulnerabilidad hídrica, deben ser tomadas hoy, sin postergaciones de ninguna naturaleza. Por lo mismo, las mitigaciones relacionadas con decretos de escasez hídrica o emergencia agrícola, como también el uso de camiones aljibes, deben ser reemplazadas por una Política Climática que asegure el abastecimiento de agua para uso humano, como también agrícola, en forma permanente, confortable, digna y segura. Eso es lo que se denomina “adaptación”.

En este contexto se debe actuar con un sentido de urgencia política, con proyectos concretos de plazos definidos y financiamiento seguro; en definitiva, una política de Estado. Para lograr lo anterior existen las tecnologías; pero se requieren decisiones políticas sustentables en el tiempo.

 Así como la región Metropolitana, cuya crisis hídrica actual la puede llevar a tomar medidas extremas, la región de O´Higgins debe ver en esa situación su propia imagen futura. Si en estos años que quedan no se aborda el tema del cambio climático como una política de adaptación a una realidad, que ya lleva 13 años, se ve amenazado su futuro agrícola y social. El tiempo para actuar es cada vez menor.


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