El presidente electo, José Antonio Kast, pronunció anoche su primer discurso tras recibir un «mandato amplio». Subrayó que este triunfo no es personal ni de un partido, sino que «ganó Chile y ganó la esperanza de vivir sin miedo». El mandato es claro, no admite excusas ni demoras, y exige un cambio real y perceptible pronto.
Unidad y Estilo de Gobierno
Kast se comprometió a ser el presidente de todos los chilenos, sin exclusiones, entendiendo que hay quienes sienten tristeza y angustia por el resultado. Anunció su renuncia a la militancia del Partido Republicano, que ayudó a fundar, para representar a todos los ciudadanos.
Enfatizó que su gestión estará marcada por el «respeto y silencio» hacia la oposición. Aunque existen profundas diferencias ideológicas, llamó a la unidad, aclarando que esta no significa pensar igual o callar las diferencias, sino tener un propósito esencial y común. Reconoció y valoró el esfuerzo de su adversaria, Jeannette Jara, y de otros expresidentes como Frei, Lagos, Aylwin, Bachelet y especialmente Piñera, a pesar de las diferencias que pudieron haber tenido.
Hizo un llamado a la oposición (parlamentarios, municipios y gobernaciones) para colaborar en la recuperación del país, buscando una mayoría no solo democrática y social, sino también parlamentaria. Propuso impulsar un «acuerdo nacional» para resolver los grandes problemas de la nación. Solicitó dejar atrás las caricaturas, prejuicios y trincheras, instando a debatir como adversarios, nunca como enemigos.
Restauración del Orden y Seguridad
La seguridad, la inmigración y el progreso económico serán las prioridades de su gobierno. Kast prometió restablecer la ley y el respeto a ella en todas las regiones, sin excepciones ni privilegios. Afirmó que el orden no es un capricho, sino justicia, y es lo que permite a las familias vivir tranquilas y sin temor.
Declaró que los criminales y delincuentes que roban, asaltan o quitan pensiones a personas mayores verán sus vidas cambiar, ya que serán buscados, encontrados, juzgados y encerrados. La consigna es clara: «sin seguridad no hay paz, sin paz no hay democracia y sin democracia no hay libertad».
Respecto a la inmigración, reiteró que Chile es un país acogedor, pero el que no cumpla la ley se tendrá que ir, incluyendo a los inmigrantes irregulares. Además, se trabajará para recuperar la fe en las instituciones, como Carabineros, la PDI, Gendarmes y las Fuerzas Armadas. Se enfrentará la violencia y el vandalismo con el peso de la ley, y aquellos jóvenes que infrinjan la ley perderán beneficios estatales, debiendo sus padres responder por los daños.
Desafíos Sociales y Económicos
El presidente electo advirtió que no hay soluciones mágicas y que las cosas no cambiarán de un día para otro, anticipando un año «duro, muy duro,» debido al mal estado de las finanzas del país. La victoria es solo el punto de partida que exige responsabilidad y trabajo intenso.
Las urgencias sociales y económicas superan cualquier «pelea chica». Se enfocará en generar empleo digno (actualmente más de un millón de cesantes y dos millones en la informalidad) y mejorar la salud, haciendo hincapié en el trabajo preventivo y el cuidado de los adultos mayores. En educación, hizo un llamado a los profesores a comprometerse, declarando que no se aceptarán más paros en tiempos de clase, pues los niños no deben pagar las diferencias de los adultos.
Kast concluyó que lo que parecía imposible hoy es posible porque Chile es el mejor país del mundo y se unirá para reconstruir la nación. Lo que promete a los chilenos es «trabajo, carácter, orden, decisión y convicción».
Audio del primer discurso del Presidente electo, José Antonio Kast







