Durante la mañana de este miércoles 5 de noviembre, la Universidad de O’Higgins (UOH) informó, mediante un comunicado oficial, que un grupo de personas encapuchadas se tomó los edificios A y B del campus Rancagua, impidiendo el ingreso y tránsito normal de académicos y funcionarios. El hecho se registró cerca de las 7:20 horas y obligó a la institución a disponer la modalidad de teletrabajo para los funcionarios que no pudieron acceder a sus puestos.
En el documento, la rectoría calificó la acción como “un acto ilegítimo e ilegal”, y señaló que se solicitó la intervención de las autoridades regionales para recuperar el inmueble fiscal. “Se requirió el auxilio de la fuerza pública con el fin de restablecer la continuidad del servicio universitario”, detalló la universidad, enfatizando que mantiene una mesa de trabajo activa con representantes de estudiantes, académicos y funcionarios.
Durante la jornada, personal policial concurrió al recinto para ejecutar la orden de recuperación de los inmuebles. Según fuentes de la institución, el procedimiento se desarrolló de manera pacífica; sin embargo, ocho estudiantes fueron trasladados hasta la primera Comisaría de Carabineros ubicada en calle San Martín para realizar el respectivo control de identidad.
Desde el movimiento estudiantil, los voceros insistieron en que la toma fue una medida de presión ante la falta de respuestas concretas por parte de la rectoría. Benjamín Arenas, estudiante y vocero de la mesa de conversación, sostuvo que “este es un acto de presión hacia la rectoría. Estamos cansados de las promesas vacías, de los compromisos sin fecha y de los temas que no se solucionan, especialmente en seguridad y transparencia”.
El representante rechazó además la versión institucional que calificó la acción como violenta. “Queremos desmentir el comunicado de rectoría, donde se dice que hemos sido violentos. Si los chicos están encapuchados, es porque rectoría ha tenido represalias hacia los estudiantes. Todos los participantes son alumnos de la universidad y el desalojo fue completamente pacífico”, afirmó.
Por su parte, Vania Vergara, profesional de la institución y representante de la Asociación de funcionarios y funcionarias de la UOH, coincidió con los estudiantes al descartar que se hayan producido actos de violencia. “Queremos aclarar que en ningún caso el hecho fue violento hacia nuestros funcionarios. Los estudiantes se comunicaron de manera respetuosa, pidiendo la salida de las dependencias con amabilidad”, explicó.
Vergara agregó que “ningún funcionario o funcionaria se nos acercó a reportar agresiones o presiones indebidas. La comunicación fue siempre tranquila, como en la primera toma que se vivió hace unas semanas”.
Desde rectoría, el director jurídico de la UOH, Carlos Yáñez, sostuvo que la decisión de solicitar la presencia policial respondió al deber institucional de garantizar la continuidad del servicio público. “La universidad, al ser una entidad estatal, debe asegurar la continuidad de su función. Por eso se solicitó a la Delegación Presidencial la recuperación de los inmuebles”, indicó.
Yáñez añadió que el ingreso de la fuerza pública “se desarrolló de manera normal y sin enfrentamientos”, y que la universidad “permanece abierta al diálogo con todos los estamentos”. A su juicio, “cualquier medida de presión ilegítima, como la toma de dependencias públicas, no es tolerada, pero siempre habrá espacio para conversar y construir la universidad que todos queremos”.
Al cierre de esta edición, la movilización continuaba vigente. Desde la Universidad de O’Higgins informaron que la situación sigue siendo evaluada, y que la próxima sesión de la mesa de trabajo con representantes de los distintos estamentos universitarios se mantiene programada para el lunes 10 de noviembre, tal como estaba previsto.
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