Con una inversión de 40 millones de dólares y el visto bueno ambiental otorgado a mediados de julio, el proyecto “Parque Fotovoltaico Catalina del Verano” se instalará en la comuna de Rancagua, Región de O’Higgins.
La iniciativa contempla la construcción de una planta solar con una potencia nominal de 60 megavatios (MW) y una capacidad instalada de 79,77 MW, que será generada por 107.800 paneles solares de 740 Wp cada uno.
La operación tendrá una duración estimada de 30 años, con 6 personas a cargo de su funcionamiento.
Baterías, subestación y medidas de mitigación
El parque contará con infraestructura asociada que incluye una subestación eléctrica 33/66 kV, una línea de transmisión de 66 kV y 153 metros de longitud, además de un sistema de almacenamiento de energía compuesto por 72 contenedores de baterías de 5MWh y 25 contenedores de 2.4 MW para PCS. Todo esto ocupará cerca de 7.369 metros cuadrados.
En términos de impacto ambiental, el proyecto fue calificado como inofensivo en el Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA) y no requerirá compensación por emisiones, ya que estas se mantendrán bajo los límites del Plan de Descontaminación Atmosférica. Además, se aplicarán medidas como uso de supresores de polvo en caminos internos, control de velocidad vehicular, y humectación de frentes de trabajo para controlar material particulado.
Agua, residuos y biodiversidad
No se extraerán aguas superficiales ni subterráneas para su funcionamiento. El abastecimiento se realizará mediante camiones aljibe autorizados, y se contempla una planta de tratamiento de aguas servidas durante la construcción y una fosa séptica en operación.
El manejo de residuos se hará según normativa, incluyendo residuos peligrosos (RESPEL), que serán almacenados en una bodega modular y retirados por empresas autorizadas. Se priorizará el reciclaje de baterías y paneles defectuosos. En cuanto a la fauna, se detectó la presencia de la lagartija Liolaemus schroederi, clasificada como vulnerable, por lo que se implementará un plan de rescate y relocalización de reptiles.
Compromisos ambientales y laborales
Entre los compromisos voluntarios asumidos por la empresa se incluye la mejora de 54 hectáreas de suelos agrícolas en Marchigüe, la contratación de al menos un 15% de mano de obra local durante construcción y cierre, y la instalación de cercos vivos para reducir el impacto visual. También se colocarán disuasores de vuelo en la línea de transmisión para proteger aves.
El parque ocupará 62,27 hectáreas en una zona rural con bajo valor paisajístico y escasa visibilidad del entorno. Según los estudios de tráfico, el flujo vehicular estimado durante las distintas etapas no representa un impacto significativo en la vialidad local.
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FOTOGRAFÍA REFERENCIAL.