Este martes, el Concejo Municipal no solo aceptó la renuncia del alcalde titular, Aníbal Valenzuela Cariz, sino que desató una inminente y abierta batalla por el poder en la comuna. Con cinco votos a favor y uno en contra, la salida de Valenzuela, envuelta en un halo de controversia y con el exalcalde privado de libertad, marca un antes y un después en la política local. El reloj ya corre: Nancagua vivirá días de intensa negociación y maniobras bajo la mesa.
La cúpula municipal se prepara para un Concejo Extraordinario que deberá celebrarse en no más de diez días. Su única misión: elegir al próximo alcalde titular. Este no será un simple trámite administrativo; será la culminación de un ajedrez político que lleva meses gestándose. La figura del alcalde suplente, Gabriel Ahumada Díaz (PPD), quien asumió en mayo por el impedimento legal de Valenzuela, se alza como el candidato natural. Pero en política, nada está escrito.
La elección requerirá la mayoría absoluta de los votos, es decir, seis sufragios. Y con un concejo compuesto por figuras de distintos partidos –Gabriel Ahumada Díaz (PPD), Richard Cáceres Osorio (PDC), Adolfo Suárez Cabello (Partido Radical Independiente), Aurora Videla Chávez (PPD), Consuelo Contreras Taborga (UDI) y Gastón Donoso Velásquez (Partido Radical Independiente), el desenlace puede ser impredecible.
La abrupta salida de Aníbal Valenzuela Cariz, a pesar de su actual situación legal, deja un vacío y, para muchos, una herida abierta. Su apoyo político en Nancagua se mantiene férreo, una lealtad que trasciende los pasillos del poder y se ancla en el sentir popular. Los vecinos de la comuna, en gran medida, perciben lo ocurrido como una «conspiración mayor», una jugada política que lo apartó del cargo. Este «cheque en blanco» que la comunidad le ha extendido al exalcalde podría influir en las futuras dinámicas políticas, e incluso, se especula que su eventual libertad definirá el rumbo de la ciudad.
Un Viejo Refrán y Votos Clave
Aunque Ahumada goza de una posición ventajosa, el ambiente político en Nancagua está cargado de incertidumbre y especulaciones. La política es un tablero donde «se han visto muertos cargando adobes», y el concejo de Nancagua no será la excepción. ¿Podría otro concejal lograr la hazaña de reunir los votos necesarios para arrebatarle el liderazgo al alcalde suplente? La posibilidad de que un concejal consiga dos votos y logre «quebrar la mayoría» para beneficio propio está sobre la mesa, transformando la elección en una verdadera pugna por cada sufragio.
Los próximos diez días serán cruciales para Nancagua. La decisión que tomen los concejales no solo elegirá a una nueva autoridad, sino que definirá el equilibrio de poder y, quizás, el destino político de la comuna por los próximos años. Y como diría Julio Cesar, al cruzar el Rubicon rumbo a Roma, “La suerte esté echada”.
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