El “Capo de Provincia” está atravesando (desde hace mucho tiempo) ciclos y ciclos de irregularidad. A la inestabilidad de los resultados se suma la permanente rotación de entrenadores, que ha marcado una dinámica de parches más que de planificación. Desde 2022 hasta la actualidad -solo por considerar los últimos cuatro años-, O’Higgins ha tenido cinco técnicos principales. Ninguno ha logrado consolidar un modelo competitivo ni generar la confianza necesaria en una hinchada que, con el paso de las temporadas, cada vez sufre y se impacienta más.
Mariano Soso
La temporada 2022 estuvo bajo la conducción de Mariano Soso, quien dirigió 34 partidos oficiales. Su registro fue equilibrado: 12 victorias, 11 empates y 11 derrotas, con un promedio de 1,38 puntos por partido. Si bien los números no fueron desastrosos, el equipo nunca logró posicionarse como protagonista. Se mantuvo en la medianía de la tabla, sin clasificar a torneos internacionales ni disputar los primeros lugares. El rendimiento reflejó una propuesta que, aunque ordenada en tramos, careció de profundidad y ambición.
Pablo de Muner
Para el 2023, la dirigencia apostó por el argentino Pablo de Muner, buscando darle un giro más ofensivo al equipo. Pero el ciclo fue breve. En 22 encuentros, O’Higgins cosechó 7 triunfos, 6 empates y 9 derrotas, con un rendimiento del 40,91%. Sin una idea de juego clara ni una línea táctica sostenida, su paso fue descolorido y terminó saliendo antes de finalizar el campeonato. Otro intento frustrado.
Juan Manuel Azconzábal
Tras la salida de De Muner, llegó Juan Manuel Azconzábal a mitad de 2023, con la esperanza de revertir la tendencia. Dirigió 24 partidos entre agosto de ese año y mayo de 2024, logrando 9 victorias, 5 empates y 10 caídas (rendimiento del 44,44%). El equipo nunca terminó de convencer. La irregularidad fue una constante y terminó dejando el cargo tras una derrota clave que dejó al equipo complicado en la tabla.
Víctor Fuentes
La campaña 2024 fue especialmente angustiante para los celestes. El exjugador y técnico de casa, Víctor Fuentes, asumió en mayo con la misión urgente de evitar el descenso. En 22 partidos de campeonato nacional, apenas logró 5 victorias, sumando 6 empates y 11 derrotas. Su rendimiento fue de apenas 31,82%, y lo más alarmante fue la fragilidad defensiva: el equipo recibió 40 goles. O’Higgins se salvó de descender solo por diferencia de goles, igualando en puntaje con Cobreloa. En Copa Chile dirigió tres encuentros, con un 44% de rendimiento, pero quedó eliminado en etapas tempranas.
Francisco Meneghini
Para 2025, la esperanza se depositó en Francisco “Paqui” Meneghini, un técnico joven que venía de experiencias dispares en el fútbol chileno y un corto pero negativo paso por tierras argentinas. En sus primeros 16 partidos oficiales entre campeonato y Copa Chile, su rendimiento ha sido del 41,67%. Sin embargo, la reciente eliminación en fase de grupos de Copa Chile —donde O’Higgins terminó último del Grupo F tras perder ante Rangers— y la posición actual en el torneo (9°) mantienen viva la inquietud entre los hinchas. El equipo sigue mostrando una versión opaca, sin volumen ofensivo ni cohesión en sus líneas.
La herencia de Berizzo: Una vara que nadie ha podido alcanzar
La última vez que O’Higgins tuvo un técnico por más de dos temporadas fue entre 2012 y 2014, con Eduardo Berizzo al mando. No solo fue el ciclo más estable, sino también el más exitoso: bajo su conducción, el club conquistó el Torneo de Apertura 2013-2014, el único título de Primera División en su historia. Desde entonces, el “Capo” no ha vuelto a tener continuidad en su banco ni un proyecto que perdure.
Estadísticas que duelen
En los últimos cuatro años, cinco técnicos han pasado por la banca celeste. Los promedios de puntos por partido van desde un modesto 0,95 hasta un máximo de 1,38. Ninguno superó el año completo de gestión y todos se fueron sin dejar huella. La dirección técnica se ha transformado en una especie de «silla eléctrica» donde los proyectos se diluyen antes de tomar forma, ya sea por pésimos resultados o decisiones dirigenciales.