La madrugada de este viernes, una familia del sector Nogales en Machalí vivió una experiencia que jamás olvidará. Alrededor de tres hombres armados ingresaron a su vivienda, los redujeron violentamente y permanecieron más de 40 minutos al interior, revisando y robando objetos de valor. Uno de los momentos más tensos se vivió cuando los antisociales apuntaron con armas a todos los miembros de la familia, incluido un niño de diez años.
“Nos amenazaban todo el rato con que nos iban a matar. Nos apuntaron con el arma a mí, a mi hijo chico, a mi marido. A él le pegaron varias veces porque intentaba mirar”, contó Marcela, víctima del asalto, en entrevista con El Tipógrafo.
Los delincuentes, cubiertos con pasamontañas y gorras negras, exigían acceso a joyas, cajas fuertes y otras pertenencias. Mientras uno de ellos los vigilaba, los otros saqueaban la vivienda. “Nos decían que eran ladrones, que no eran violadores, que se iban a ir. Pero todo el tiempo nos tenían boca abajo, tapados con sábanas, y nos hablaban con las armas encima”, recordó.
El otro hijo también fue reducido. «Como es alto, los tipos se pusieron nerviosos, lo apuntaron con las armas y lo hicieron tirarse al suelo”, relató.
La familia fue amarrada de pies y manos, y mientras los delincuentes revisaban cada rincón, intentaban mantenerse en calma. “Mi hijo chico estaba muy asustado. Lloramos, pero después decidimos que si estábamos tranquilos, se iban a ir más rápido”, dijo Marcela.
Los delincuentes escaparon en la camioneta familiar. Tras su huida, su esposo logró salir maniatado a pedir ayuda a un vecino. El resto de la familia, aún con las manos atadas, se escondió en una zanja del jardín. “Estuvimos al menos media hora ahí hasta que un carabinero nos encontró. Nos estaban buscando por todos lados porque pensaban que nos habían llevado”, comentó.
Marcela también señaló que los sujetos parecían conocer el lugar y su funcionamiento. “El portón del condominio se abre con control remoto. Nosotros no lo encontrábamos del susto, pero al final pudieron salir porque uno de mis hijos lo tenía habilitado en el celular”.
Consultada por la condición actual de su hijo menor, Marcela dijo que todavía están procesando lo vivido. “Estamos tratando de entender la situación. No sé si lo hemos asimilado del todo. Creo que con el correr del día vamos a tener más calma”, concluyó.
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