Una preocupante ola de robos tiene en alerta a los vecinos y locatarios del cuadrante comprendido por las calles Bueras, Millán, San Martín e Ibieta, donde varios establecimientos comerciales han sido víctimas de constantes delitos durante las últimas semanas.
Uno de los afectados se contactó con El Tipógrafo para denunciar públicamente la situación y expresar el cansancio e impotencia que sienten quienes trabajan en el sector. Según relató, los antisociales ingresan a los inmuebles a través de un agujero ubicado en un terreno que se encuentra desalojado, específicamente en la propiedad de Millán 767, la cual anteriormente funcionaba como una compra y venta de autos.
“Están entrando y están usando el galpón como escalera para poder trepar a los techos”, explicó el denunciante, señalando que han intentado contactarse con el propietario del terreno para cerrar el acceso, pero no han recibido ninguna solución. “Nosotros no podemos intervenir directamente porque no somos los dueños”, añadió.
Las cámaras de seguridad de uno de los locales captaron el momento en que uno de los delincuentes accedía a robar, dejando evidencia clara del modo de operar de estas bandas. En total, han sido afectados una imprenta, una maestranza, un recinto de camiones en la calle Ibieta y un taller ubicado en San Martín, todos colindantes con el terreno vulnerado.
Uno de los vecinos encontró una sierra circular abandonada en un terreno de sus vecinos, herramienta que aparentemente el delincuente no se la pudo llevar. Otro de los afectados denunció el robo de una máquina soldadora avaluada en cerca de 2 millones de pesos.
“A mí me robaron herramientas, tenía unos maestros trabajando, le robaron taladro inalámbrico, le robaron sierra circular, le robaron varios enseres a los vecinos”.
Los afectados exigen una intervención urgente por parte de las autoridades y mayor fiscalización en el sector, ya que temen que los robos continúen si no se toman medidas inmediatas. Además, hacen un llamado al dueño del terreno involucrado para que colabore en cerrar el acceso y evitar que su propiedad siga siendo utilizada como punto de entrada por los delincuentes.