Tras el fallecimiento del Papa Francisco, el mundo entero vuelve su mirada hacia una figura histórica y enigmática: Nostradamus, el astrólogo francés del siglo XVI, conocido por su obra Profecías, es nuevamente protagonista de teorías que conectan sus predicciones con el futuro inmediato de la Iglesia Católica.
Según informa el medio La Voz de Ibiza, Una de las interpretaciones más comentadas sostiene que, después de un “Papa extranjero” (relacionado con Benedicto XVI) y un “Papa anciano” (Francisco), llegaría un “Papa negro”, cuyo mandato marcaría un antes y un después tanto para la Iglesia como para el mundo. En este escenario aparecen dos cardenales africanos entre los favoritos para suceder a Francisco: Peter Turkson, de Ghana, y Robert Sarah, de Guinea.
La expresión “Papa negro” se ha interpretado tanto de forma literal, refiriéndose a un pontífice de origen africano, como simbólica, en alusión al líder de los jesuitas, orden a la que pertenecía Francisco. El término también ha sido asociado con cambios profundos dentro del Vaticano y hasta con el fin de una era.
Un detalle inquietante alimenta aún más las teorías: en la Basílica de San Pablo Extramuros, en el Vaticano, solo queda espacio para un medallón más que represente a un Papa. Para algunos, esto refuerza la idea de un “último pontífice” antes del fin.
Algunas interpretaciones modernas de las profecías de Nostradamus incluso apuntan al año 2025 como clave para el cumplimiento de estos eventos: la muerte de un Papa anciano, la llegada de un nuevo líder y una posible transformación global.
Cabe mencionar que las predicciones del boticario francés no contienen fechas explícitas ni nombres, pero su legado ha sido vinculado a ciertos eventos mundiales que han marcado la historia, asi como fue la Revolución Francesa, el ascenso de Hitler, el atentado de las Torres Gemelas y diversas crisis políticas.
Aunque no hay pruebas concretas y el estilo críptico de Nostradamus deja mucho margen a la imaginación, el debate entre la profecía y la coincidencia vuelve a encenderse. Y mientras se organiza el cónclave que elegirá al nuevo Papa, millones de personas en todo el mundo siguen atentas, entre la fe, el mito y la historia.