Desde la BBC
Cuando Betsy Williams va al baño, le gusta saber que su orina no se desperdiciará. Durante los últimos 12 años, ella y sus vecinos de la zona rural de Vermont, EE. UU., han recolectado diligentemente su orina y la han donado a agricultores para que la utilicen como fertilizante para sus cultivos.
«Consumimos todo lo que contiene nutrientes, y muchos de los nutrientes que pasan a través de nosotros pueden reciclarse y ayudar a crear alimentos para nosotros y para los animales. Por eso, para mí, es lógico», dice Williams.
Williams participa en el Programa de Recuperación de Nutrientes de la Orina (UNRP), un programa dirigido por el Rich Earth Institute (REI), una organización sin fines de lucro con sede en Vermont. Ella y 250 de sus vecinos del condado de Windham donan un total de 12.000 galones (45.400 litros) de orina al programa cada año para que se reciclen.
Las donaciones de orina del condado de Windham se recogen en un camión y se transportan hasta un gran tanque donde se pasteuriza la orina calentándola a 80 °C (176 °F) durante 90 segundos. Luego se almacena en un tanque pasteurizado, lista para ser rociada en las tierras agrícolas locales cuando sea el momento adecuado para fertilizar los cultivos.
Los registros sugieren que la orina se utilizaba para ayudar a cultivar en la antigua China y la antigua Roma . Hoy en día, los científicos están descubriendo que puede duplicar el rendimiento de cultivos como la col rizada y las espinacas en comparación con la ausencia de fertilizantes, y mejorar los rendimientos incluso en suelos de baja fertilidad.
El poder de la orina como fertilizante se debe al nitrógeno y al fósforo que contiene , los mismos nutrientes que se añaden a los fertilizantes sintéticos que se utilizan en muchas granjas convencionales. Pero estos fertilizantes sintéticos tienen un coste medioambiental. El nitrógeno se produce mediante el proceso Haber-Bosch, que utiliza muchos combustibles fósiles , y la extracción de fósforo crea cantidades nocivas de residuos tóxicos . La orina, por su parte, está disponible libremente: como dice Williams, «todo el mundo orina. [Es] un recurso sin explotar».
Nancy Love, profesora de ingeniería civil y ambiental de la Universidad de Michigan que ha colaborado con el equipo de REI durante la última década, ha descubierto que el uso de orina en lugar de fertilizantes sintéticos estándar reduce las emisiones de gases de efecto invernadero y requiere aproximadamente la mitad de la cantidad de agua. De hecho, desde 2012, la UNRP estima que ha conservado más de 2,7 millones de galones (10,2 millones de litros) de agua al evitar el uso de cisternas.
«Siempre he pensado en sistemas y nuestro sistema [de agua] tiene deficiencias», dice Love. «Lo que hacemos hoy es diluir al máximo nuestra orina, la ponemos en una tubería, la enviamos a una planta de tratamiento y luego le inyectamos mucha más energía, solo para devolverla al medio ambiente en forma reactiva».
En el caso de los nutrientes de la orina, su destino típico son los cursos de agua. El nitrógeno y el fósforo de la orina no se eliminan por completo de las aguas residuales cuando se tratan. Cuando estos nutrientes llegan a los ríos y lagos, son absorbidos por las algas. El resultado puede ser la proliferación de algas que obstruyen los cursos de agua , desequilibrando el ecosistema y matando a otras especies que viven allí.
«Nuestros cuerpos crean una gran cantidad de nutrientes, y ahora mismo esos nutrientes no sólo se desperdician, sino que además están causando muchos problemas y daños en el futuro», afirma Jamina Shupack, directora ejecutiva de REI.
Estos nutrientes son alimento para las algas, pero también para los cultivos. «Allí donde se coloca nitrógeno, éste ayuda al crecimiento de las plantas. Así que si está en el agua, ayuda al crecimiento de las algas. Pero si está en la tierra, ayuda al crecimiento de las plantas», explica Shupack. Por ello, desviar la orina rica en nutrientes de los cursos de agua a la tierra puede prevenir la proliferación de algas nocivas y, al mismo tiempo, ayudar a los agricultores a cultivar alimentos.
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