Por Ingrid Torrealba
Las altas temperaturas no solo afectan el bienestar físico, también impactan directamente en la salud mental. En Chile y en nuestra región de O’Higgins los episodios de ráfagas de calor han disparado cuadros de ansiedad y crisis de pánico, alertando a expertos sobre la necesidad de acción urgente para proteger a las personas propensas a estos cuadros.
No es ninguna novedad que el cambio climático, se ha convertido en una preocupación crítica para las personas. Mientras los efectos físicos, como el agotamiento y la deshidratación, son ampliamente reconocidos, el impacto por las olas de calor en la salud mental ha jugado a las escondidas. Según especialistas, las temperaturas extremas están desencadenando un aumento significativo de cuadros de ansiedad y crisis de pánico, especialmente en poblaciones propensas a estos cuadros.
«La exposición prolongada al calor no sólo genera estrés físico, sino también psicológico. El malestar generalizado, las interrupciones en el sueño y la sensación de falta de control pueden actuar como detonantes para quienes ya están en riesgo de padecer ansiedad o crisis de pánico», explica la psicóloga María Fernanda Pérez, experta en salud mental y cambio climático.
El aumento ha sido significativo en las consultas por trastornos de ansiedad durante los meses de mayor calor. Esta cifra preocupa a los profesionales de la salud, quienes insisten en la importancia de estrategias públicas que mitiguen estos efectos, desde campañas de sensibilización hasta la implementación de espacios comunitarios con acceso a zonas frescas y seguras.
El llamado a la acción es urgente. En un país donde los eventos climáticos extremos son cada vez más frecuentes, la salud mental debe ser una prioridad en las políticas de adaptación al cambio climático. «Debemos entender que el cuidado de la salud mental es también una medida de adaptación climática. Ignorar este aspecto podría tener consecuencias graves para la sociedad en su conjunto», finaliza Pérez.
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