Los brigadistas de Codelco División El Teniente enfrentan peligros subterráneos en trabajos críticos, mientras que los brigadistas de CONAF combaten las llamas en vastas zonas boscosas. Aunque sus labores son diferentes, ambos comparten un mismo propósito: salvar vidas, proteger a los demás y preservar lo que amamos.
Entre las sombras de la mina
En las profundidades de la mina subterránea de El Teniente, ubicada en la comuna de Machalí, Región del Libertador General Bernardo O’Higgins. A más de 3,000 metros de altura, se encuentra el yacimiento de cobre más grande del mundo. En sus oscuros y húmedos pasillos, una amenaza constante acecha.
Pablo Gonzales, Jefe de la Brigada División El Teniente, relata que, como brigadistas, están al tanto de los trabajos críticos y más en este tiempo que se realiza el mantenimiento general anual 2025, con más de 1200 personas trabajando en la fundición.
Pero esta responsabilidad afecta más allá de las infraestructuras, puesto que les provoca un sin fin de emociones que han tenido que aprender a controlar, pero el miedo nunca desaparece.
“Todos los días se tiene miedo, porque uno no sabe lo que puede pasar. Aquí todos son compañeras, amigos. Imaginate, yo llevo 37 años en la división, entonces uno conoce mucha gente. Si hay una emergencia uno sabe que es alguien de los que conoce”. Relató el jefe de la brigada.
Los brigadistas son los primeros en responder en emergencias, sabiendo que la llegada de bomberos o ambulancias puede demorarse. Su labor es preventiva y, aunque no tienen un cargo oficial, actúan como voluntarios.
Gustavo brigadista de la división el teniente, específicamente del área de fundición, comenta que cada semana realizan ejercicios y están en constantes capacitaciones para mantenerse preparados.
“Tenemos un proceso que nos acredita en cierta forma el responder de una manera efectiva la emergencia tanto en lo emocional y en lo profesional, en las diversas emergencias que se puedan presentar” señaló Gustavo.
Héroes de los bosques
La Brigada Forestal Peumo 12, conformada por 25 valientes desde los 18 hasta los 60 años, se dedican a cuidar la biodiversidad y proteger la vida humana. Desde su base en el Club de Campo Coya, estos brigadistas se preparan cada día para enfrentar los incendios forestales.
Desde Samuel, hasta los más experimentados, dedica su tiempo a formarse y estar listo ante cualquier emergencia. Durante sus 10 días de capacitación intensiva, aprenden a manejar los riesgos, a conocer la flora y fauna que protegen.
«Lo que se hace aquí, además de trabajar, tiene un sentido profundo: salvar la vida de las personas y proteger el entorno» Comentó el Brigadista.
La preparación constante es clave, porque cuando llega una emergencia, deben estar unidos y actuar con rapidez.
Don Claudio, destaca los recursos esenciales con los que cuentan: «Tenemos un camión aljibe de 100 litros de agua, un furgón para el transporte de personal y una camioneta de ataque inicial». Con estos recursos, combaten contra las llamas, sabiendo que el riesgo siempre está presente.
Cada brigadista es una figura invisible que se convierte en esencial en la tragedia y la calma. Son héroes que no necesitan medallas, porque la recompensa está en algo mucho más profundo, como el regreso a casa de un compañero y la prevención de una tragedia.