Este domingo, Luiz Inácio Lula da Silva asumió su tercer periodo como presidente de Brasil, en un cambio de mando que estuvo marcado por la ausencia de Jair Bolsonaro, quien no cumplió con el tradicional traspaso de la banda presidencial.
La ceremonia se efectuó a cabo en Brasilia y contó con un operativo de seguridad inédito para Brasil. Lula descendió del tradicional Rolls Royce negro descapotable frente al palacio presidencial de Planalto y caminó por la rampa del edificio.
Luego recibió la faja, una cinta de seda verde y amarilla, los colores de la bandera nacional, bordada en oro y diamantes. A su investidura asistieron una veintena de jefes de Estado, el mayor número para una toma de posesión en Brasil, entre quienes figuraron el Presidente Gabriel Boric y los mandatarios de Argentina, Colombia, Ecuador, Paraguay, Honduras y Uruguay, además del rey de España, Felipe VI.
Washington por su parte, envió a la secretaria de Interior, Deb Haaland, la primera indígena en integrar un gabinete en Estados Unidos y dura crítica de Bolsonaro, mientras que por parte de China asistió el vicepresidente Wang Qishan.
Pese a que el viernes Bolsonaro levantó la prohibición que regía sobre el ingreso de Nicolás Maduro a territorio brasileño, Venezuela fue representada por el presidente de la Asamblea Nacional, Jorge Rodríguez. Hay que destacar que es Lula prevé restablecer las relaciones diplomáticas con Caracas, rotas en 2019 cuando Brasilia reconoció al opositor Juan Guaidó como presidente encargado.