Este viernes se conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Los índices sobre este tema en la región de O’Higgins no son muy alentadores y dan cuenta de que es un problema que está lejos de acabar.
De acuerdo con la última Encuesta Nacional de Violencia Intrafamiliar, realizada por la Subsecretaría de Prevención del Delito, 41,1% de las mujeres de O’Higgins sufren este flagelo. Pero a la par, existe una lista encubierta de mujeres que en este minuto están pasando por ello y no se atreven a denunciar por distintos factores; como el miedo, la presión familiar o los daños psicosociales que les deja esta vivencia.
“La violencia genera un daño psicosocial severo, particularmente en aquellas mujeres que la han vivido por años”, expresó a El Tipógrafo Sandra Sánchez, trabajadora social que ayuda a mujeres que viven esta realidad.
O’Higgins cuenta con uno de los 8 Centros de Atención Reparatorio Integral
Atendiendo a ello, desde mayo de este año, se instaló en la región un Centro de Atención Reparatorio Integral para Mujeres que sufren violencia grave, iniciativa del Servicio Nacional de la Mujer y Equidad de Género (SERNAMEG) que busca “contribuir a desnaturalizar estos procesos”.
Se trata de uno de los 8 que existen en todo el país. Su centro de acción va dirigido a mujeres de toda la región que han vivido historias de violencia crónica a lo largo de sus vidas. En este centro les ofrecen, de manera gratuita, atención integral, especializada e interdisciplinaria frente al daño psicosocial que han sufrido. El apoyo y acompañamiento abarca los ámbitos psicológico, psiquiátrico, jurídico y social.
“En general, cuando llegan acá y te relatan sus historias de violencia, parten en la niñez. Son niñas violentadas, luego adolescentes y hoy día, mujeres adultas violentadas (…) Además, tienen un daño psicosocial severo, son mujeres que tienen anulación social y están aisladas”, precisó Sánchez quien es coordinadora de este centro.
“Entonces, lo que nosotros buscamos es empoderarlas (…) las acompañamos en un proceso que les permita ser mujeres equilibradas emocionalmente y capaz de desarrollarse en la sociedad”, aseveró.
Para esta tarea cuentan con dos psicólogas clínicas que hacen un trabajo de terapia con ellas; además de una psiquiatra que las evalúa para diagnosticar cómo están emocionalmente.
Por otra parte, la trabajadora social hace una visita domiciliaria, identifica sus intereses y las deriva a diferentes cursos de capacitación, además de ayudarlas a fortalecer sus redes de apoyo. En tanto, en el ámbito jurídico, “la abogada, conoce sus casos “y si ellas voluntariamente quieren que las representen, se les da todo el apoyo en los tribunales y se sigue el proceso judicial”.
Es un proceso largo, que puede durar de entre 8 a 12 meses. Incluso, hay centros que atienden a la mujer durante más de un año.
“Un centro de atención como este es un lujo, porque no está en todas las regiones”, advirtió Sánchez.
Un problema transversal
La violencia contra las mujeres es una problemática transversal que no distingue condiciones económicas, sociales ni culturales, aunque existe la creencia de que sólo afecta a mujeres de poblaciones vulnerables, con mucha pobreza, escaza educación y con pocas redes de apoyo.
“No es así, tenemos un espectro transversal. Atendemos a mujeres universitarias, con educación media completa, trabajadores en diversos ámbitos, instituciones públicas, privadas, áreas de servicio. Mujeres del campo, de la ciudad, con distintos niveles culturales”, detalló Sánchez.
Hay que sensibilizar y promover la denuncia: Fono Denuncia: 1455
Según señaló Sánchez es importante sensibilizar sobre el tema y ofrecer todas las garantías necesarias para que quienes pasan por esta situación se animen a denunciar.
Igual de vital es que la familia y su entorno logren identificar cuando una mujer está siendo violentada. Sánchez lamentó que en muchos casos la familia las anula, instándolas a aguantar estas situaciones por diversos factores, entre ellos el económico y por temas de familia.
“Lo primero es sensibilizar a las familias, en términos de acompañamiento (…) Hay mucho cuestionamiento familiar cuando una mujer denuncia. Este es un núcleo muy importante que tenemos que trabajar”, aseguró.
Aunque reconoció que la sociedad ha avanzado, “si se mira 10 años hacia atrás”, aún queda mucho por hacer: “Que haya una conmemoración de este día, nos habla de que no la hemos erradicado”, lamentó.
A su juicio, es necesario que la red comunitaria se active para colaborar con quien es víctima de violencia. También, es imperante que las instituciones sepan cómo actuar frente a estos casos para evitar la victimización secundaria y trabajar articuladamente para saber hacia dónde derivar a las mujeres que se atreven a contar su problema.
“Esto tiene que ver con cómo nos preparamos las instituciones para acoger y apoyar a estas mujeres. Es algo que puede mejorarse”, dijo. También consideró necesario que existan más espacios especializados para el abordaje del tema y que el Estado se comprometa con mayores recursos para que existan este tipo de centros.
“Hay que fortalecer los programas que ya existen y potenciar el apoyo y financiamiento público (…) Es importante también que las leyes puedan ir a la par de cómo en la práctica estos procesos se van cronificando y tener más espacios de protección, activación rápida de las ayudas que tiene ya implementadas el Estado y visibilizar esta realidad como una de las peores pandemias sociales que existe en el mundo”, puntualizó.
Comentarios
Noticias recientes
Más Leídas