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O’Higgins y el arrepentimiento de un patriota

MIÉRCOLES, 15 DE JUNIO DE 2022
Publicado por

Lourdes Reyes



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Durante el período de la Patria Nueva, la Gazeta Ministerial de Chile contenía entre sus páginas los más variados artículos, decretos y documentos, como se puede apreciar en la edición fechada el sábado 22 de abril de 1822.

  En ella se publicaba un documento enviado por don Antonio Cárcamo, al gobernador de Valparaíso don José Ignacio Zenteno, en el que daba cuenta de haber regresado a Chile proveniente del Perú.

Don Antonio hacía presente que se había marchado del país el año 1816, en plena Reconquista, radicándose en el virreinato peruano, donde luego de vivir por seis años en casa del ¨gallego¨ Pudín, se había percatado del indolente corazón de dicha persona y de todos los españoles.

Agregaba que, al descubrir el norte que marcaba la justa causa independentista de Chile, detestó enteramente la compañía de dicha persona.

 Recociendo su error, solicitaba a Zenteno que se dignara creer lo que le escribía y en su profundo arrepentimiento, evidenciando que al regresar a su país natal, necesitaba que cualquier duda sobre su antigua posición realista desapareciera.

Don José Ignacio no resolvió sobre el particular, tomando la decisión de enviar la carta al ministro de Estado en el Departamento de Gobierno, Joaquín Echeverría Larraín, cuya imagen adjuntamos, quien a la usanza del antiguo juego “compro huevos, a la otra esquina”, lo pasó para resolución del Director Supremo.

Bernardo no indagó mayormente, para él Antonio Cárcamo era un hijo pródigo que volvía al hogar, por lo que su resolución no podía ser otra que la expresada en las siguientes líneas: “Se aceptan las protestas de fidelidad del suplicante a nombre de la Patria, la cual de nada se complace más que del regreso de sus hijos extraviados a su seno”.

Nótese que nuestro prócer no perdonaba, ya que no existía delito alguno y de haberlo, le correspondía al poder judicial por él creado fallar al respecto.

Lo que hacía era aceptar las intenciones del ayer díscolo criollo, sabiendo que al hacerlo, lo convertía en patriota.

Nuevamente podemos extraer del pasado una lección aplicable a nuestros días, la Patria, sustrato básico e irremplazable de este querido país llamado Chile, necesita en cualquier tiempo que se viva, el apoyo y el compromiso de todos sus hijos, independiente que en el pasado se hallan alejado de ella, ya que sólo podremos avanzar hacia el futuro, con el esfuerzo de todos y cada uno.


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