A partir del 9 de junio hemos visto una baja persistente en los nuevos casos diarios de coronavirus en el país. Si hace 4 semanas bordeábamos un promedio de los últimos 7 días de 7.200 casos por día, hoy la cifra es inferior a los 3 mil.
Esta baja es muy similar a la que tuvimos luego en la primera ola a fines de junio del año pasado donde en 4 semanas bajamos en promedio de 6 mil a 2.500 casos nuevos por día. Luego de esa baja se llegó a una meseta que duró 5 meses (agosto a diciembre 2020) con cifras entre los 1.300 y 2 mil casos diarios.
La historia es conocida, a fines de diciembre comenzaron a aumentar exponencialmente los casos, el efecto vacunación demoraba en hacerse presente, y el alza se intensificó a partir de marzo.
La razón más lógica para explicar esta disminución de nuevos casos es que estamos alcanzando la tan ansiada inmunidad de rebaño. Según los últimos reportes, el 84% de la población objetivo (mayores de 18 años y menores de 18 años con enfermedades crónicas o institucionalizados) ya tiene al menos una dosis, esto es equivalente al 67% de la población total del país.
Pero esta no es la única razón, como sociedad hemos ido internalizando nuevas costumbres que han llegado para quedarse por un buen tiempo como es el uso de mascarilla, el constante lavado de manos, las restricciones de aforo, el teletrabajo y un sinfín de acciones que ya hemos ido normalizando.
A pesar de estas buenas noticias no debemos relajarnos, aún quedan muchas interrogantes como por ejemplo ¿cuánto dura la inmunidad que da cada una de las vacunas?, ¿qué tan contagiosas y letales son las nuevas variantes Delta y Epsilon?, ¿será necesaria una tercera dosis?, etc.
No debemos caer en triunfalismos y en vez de confiarnos en que los contagios van a ir disminuyendo eternamente y esta situación nunca volverá, debemos proyectarnos a vivir y convivir con este virus durante muchos años más.
Como sociedad tendremos que acostumbrarnos a usar permanente o intermitentemente mascarillas, a cuidar los aforos en espacios cerrados y a vacunarnos anualmente o quizás semestralmente contra el coronavirus. Una muy buena noticia sería que se transforme en algo controlado y estacional, tal como hoy sucede con la influenza.