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Columnas de Opinión

La última cama

JUEVES, 10 DE JUNIO DE 2021

En marzo del año pasado Chile contaba con 1.200 camas en Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) y hoy tenemos casi 4.500.


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Desde hace más de un año que venimos escuchando sobre la posibilidad de vernos enfrentados, como profesionales de la salud, a tener que decidir a quién entregarle la última cama que quede en la red de salud público-privada. Luego de 14 meses, gracias a múltiples esfuerzos de las autoridades, hospitales y clínicas del país, aún no hemos estado en dicha situación. 

En marzo del año pasado Chile contaba con 1.200 camas en Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) y hoy tenemos casi 4.500. Este martes 8 de junio el país amaneció con sólo 149 camas desocupadas, es decir un poco más del 3%. En la Región de O’Higgins, que aumentó de 55 a 206 sus camas UCI, hace 2 días teníamos un 6% de camas desocupadas.

Evitar enfrentarnos a este dilema no ha sido fácil, durante este último año la Región de O’Higgins ha recibido más de 200 pacientes provenientes de distintas regiones del país gracias a una minuciosa coordinación entre los distintos Servicios de Salud con los hospitales y clínicas privadas, centralizada desde el Ministerio.

Sin embargo, debemos estar preparados, hoy más que nunca, a este escenario crítico. Todos los recintos de salud tienen un comité de ética que participa en las recomendaciones para la toma de decisiones de esta complejidad. 

Algunas de las recomendaciones a considerar:

1. Frente a la limitación de recursos y al ingreso o no ingreso a la Unidad de Cuidados Intensivos, el criterio ético-valórico principal a considerar es la probabilidad de sobrevida de cada paciente.

2. No deben ser criterios de priorización por sí solos el orden en la petición del cupo, ni el de llegada al servicio de urgencia, ni la edad de los pacientes, ni la discapacidad o presencia de patologías crónicas preexistentes.

3. No todas las situaciones clínicas graves o irreversibles obligan al ingreso hospitalario.

4. Se recomienda incluir, además de los criterios clínicos de ingreso y egreso para cada paciente, un adecuado juicio de proporcionalidad terapéutica y de justicia distributiva con el fin de beneficiar al mayor número posible de personas. 

5. Evitar el ingreso de pacientes en que se espera un beneficio mínimo, tales como falla multiorgánica, condición funcional muy frágil, pluripatologías, etc.

6. Ante pacientes similares, se debe priorizar a quien más se beneficie o tenga mayor expectativa de sobrevida al momento del ingreso, priorizando la mayor esperanza de vida con calidad de vida. 

El objetivo de todos es no tener que llegar a esto, por eso le pedimos por favor no nos obligue a tomar este tipo de decisiones. Cuídese, no se exponga y cumpla las recomendaciones sanitarias. Nosotros por nuestra parte seguiremos haciendo todos los esfuerzos humanos y sobrehumanos que esta pandemia requiera. 



Acerca de Dr. Rafael Borgoño Valenzuela.
El Dr. Rafael Borgoño Valenzuela es Médico Cirujano y Magíster en Administración y Gestión en Salud de la Universidad de Los Andes, se ha desempeñado como Coordinador Médico Nacional de la COMPIN en el Ministerio de Salud, Director Médico de la ACHS, Director Médico Regional de la Mutual de Seguridad y fue Seremi de Salud de la Región de O’Higgins.
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