Las empresas están valorando cada vez más el poder de la IA (Inteligencia artificial) para mejorar los procesos, satisfacer las necesidades de los clientes, entrar a nuevos entornos y, sobre todo, para obtener una ventaja competitiva sostenible. Esta valoración ha motivado a las empresas a incrementar la adopción e inversión en tecnologías de Inteligencia artificial (IA). Una encuesta global de más de 3.000 ejecutivos reveló que más de la mitad de los encuestados están implementando IA: el 60% tiene una estrategia de IA en el 2020, frente al 40% del 2018. Si bien las soluciones de IA son cada vez más fáciles de implementar y las empresas están aprovechando la oportunidad para mantenerse al día con esta emocionante tendencia, no estarían obteniendo un retorno significativo sobre sus inversiones.
La IA no es solo un camino hacia la automatización, es un componente estratégico integral en los negocios. Para lograr beneficios financieros significativos, las empresas debieran mirar más allá de los pasos iniciales, aunque fundamentales, de la adopción de la IA, debieran disponer de los datos, la tecnología y el talento adecuados, y organizar estos elementos en torno a una estrategia corporativa.
Muchas empresas ya están reconociendo lo que la IA puede y no puede hacer, y qué trabajo es mejor dejarlo a los humanos. Las empresas que están a la vanguardia de la adopción de la IA reconocen que los seres humanos y las máquinas deben trabajar juntos y aprender unos de otros. Dentro de estas empresas, las tecnologías de IA pueden aprender de forma autónoma y de los comentarios humanos, al igual que los humanos pueden aprender de la IA.
Las empresas que han escalado la IA en toda la organización y han obtenido un valor significativo de sus inversiones, normalmente dedican el 10% de su inversión en IA a algoritmos, el 20% a tecnologías y el 70% a integrar la IA en los procesos empresariales y nuevas formas de trabajar. En otras palabras, estas organizaciones invierten el doble en personas y procesos que en tecnologías.
Cuando las empresas no invierten lo suficiente en personas y procesos, rápidamente pierden impulso con la IA. Eso es porque es artificialmente fácil lanzar una serie de pilotos de IA exitosos, pero es casi imposible escalar la IA en toda la empresa, sin un enfoque adecuado de gestión estratégica del cambio.
Es fundamental que las organizaciones desarrollen las capacidades digitales y humanas necesarias para mantener y escalar su estrategia de IA. Las empresas deben estar preparadas para desarrollar nuevas formas de trabajar, crear oportunidades para volver a capacitarse y mejorar sus habilidades, reinventar los procesos para facilitar la verdadera colaboración entre humanos y máquinas e implementar una arquitectura de inteligencia artificial sólida.