PUBLICIDAD
Columnas de Opinión

Para qué quieres la verdad, si puedes ser feliz: A propósito de los comentarios del ministro

MIÉRCOLES, 29 DE JULIO DE 2020


La semana pasada, el ministro de Educación dio una entrevista a un medio nacional, y en ella se refirió a la necesidad del retorno de los estudiantes a las escuelas. Entre las razones esgrimidas, comentó que el contexto de encierro domiciliario a causa de la pandemia, sobreexpone a niños y jóvenes a abusos sexuales en el seno de sus familias. De inmediato se desató una avalancha de comentarios y declaraciones tanto en redes sociales como otros medios. Para la gran mayoría, el ministro había ofendido rotundamente el esfuerzo heroico de padres y madres por contribuir al aprendizaje de sus hijos, incluso con altas cuotas de sacrificios humanos y materiales. Sin embargo, y sin desconocer que esto sea verdad, aquel comentario expone una herida abierta en la sociedad chilena, las más deleznable entre todas. Quizás no es el momento o contexto para aludir a ella, y de aquí la reacción en contra de la autoridad, pero sorprende la forma inmediata en que desviamos el foco de atención, como si eso resolviese el problema. Al contrario, por esa vía no logramos otra cosa que anestesiar y ocultar la herida.

Todas las investigaciones de las que disponemos en el país —y esta es la verdad que nos complica pensar responsablemente—, concluyen que la mayoría de los abusos ocurre en el entorno familiar, y son perpetrados por parientes directos o cercanos a la víctima. Por lo tanto, podemos discrepar del ministro respecto de la ocasión y el motivo por el cual se refiere a esta grave y dolorosa realidad social, pero no es sano negarla rasgando vestiduras como si se nos estuviese agrediendo directa y personalmente, o como si la autoridad haya comentado algo absolutamente falso. En realidad, no se trata de más ni menos que de otra de las probables y lamentables secuelas de la pandemia y el encierro. Así como suponemos un aumento de la deserción escolar, del estrés, de la pobreza, violencia en la pareja, alcoholismo y brecha de aprendizajes, así también es probable que los menores estén hoy más expuestos a abusos. Otra cosa es que la solución propuesta para enfrentar tan acerbo escenario sea el retorno a clases presenciales, y en esto también podemos disentir del ministro.

Lamentablemente, como lo señala y argumenta Gonzalo Rojas-May (La revolución del malestar. El Mercurio: 2020), en Chile, en lugar de pensar nos hemos habituado a reaccionar desde las vísceras y las emociones, y armar en la redes sociales una auténtica «shitstorm», que a mayor tamaño y velocidad suponemos más verdadera. Hoy no existe ningún interés en profundizar argumentos e ideas, y mucho menos en buscar la verdad de los hechos, aunque de ello dependa la dignidad y el bienestar de personas. «No tengo pruebas, pero tampoco dudas», es lo que oímos con frecuencia en los debates. Siempre es más cómodo descalificar que pensar, «funar» que argumentar, retuitear y «whatsappear memes», e imponer «mi verdad» antes que indagar la verdad. La razón de esto es muy sencilla: pensar exige compromiso con las ideas. En cambio, lo demás solo requiere ser parte del linchamiento social.

Hay verdades que incomodan, es cierto, sobre todo cuando dejan al descubierto realidades tan nefastas, como el abuso de menores en sus propias familias. Por lo mismo, exigen de nuestra parte pensamiento sereno antes que la típica reacción en masa, compromiso responsable en lugar de descalificación, y propuestas lúcidas en vez del enjambre de gritos y ruido en la redes sociales. Podemos elegir ser felices y negar las verdades molestas. Pero pienso que ya es hora de abandonar la adolescencia argumentativa, y asumir con responsabilidad intelectual la tarea de iluminar las zonas oscuras y vergonzosas de nuestras sociedades y culturas.



Acerca de Humberto Palma Orellana.
Hace 25 años consagró su vida profesional a la docencia y gestión pedagógica, y la nutrió con la experiencia de aulas escolares y universitarias. Desde entonces ha acompañado la formación de varias generaciones de estudiantes, y prácticas profesionales de futuros profesores. Su vocación y pasión por enseñar se concreta y proyecta en variados liderazgos, en establecimientos educacionales y organizaciones afines. Actualmente es Rector del Colegio Amada Sofía, y Presidente regional de FIDE.
PUBLICIDAD
Comentarios

Cargando...

PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
Loading...

Tipógrafo Radio
El Tipógrafo Radio | Rick Astley - Together Forever