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"Salinero por un día": La nueva experiencia turística para quienes visiten Cáhuil

DOMINGO, 10 DE FEBRERO DE 2019
Publicado por

Jaime Castañeda

Editor El Tipógrafo

La iniciativa surge gracias a un proyecto ejecutado por la Universidad Central y financiado por el Gobierno Regional de O'Higgins.


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Así como en Lota, cuna del carbón, hay recorridos para que la gente conozca cómo era la dura vida del minero, y en Sewell hay paseos para ver cómo vivían los hombres que sacaban el cobre a 2.000 metros de altura, ahora en la zona de Cáhuil, a 15 kilómetros al sur de Pichilemu, hay un tour que muestra la verdadera cultura de vida de los salineros.

La experiencia se ofrece en la zona gracias a un proyecto ejecutado por la Universidad Central y financiado por el Gobierno Regional de O’Higgins para trabajar un día como salinero, una especie de minero, pero de la sal. El recorrido, que parte en Pichilemu, llega a Cáhuil, pueblo costero donde desemboca el estero Nilahue, y sube siguiendo el cauce unos 18 kilómetros, pasando por los pueblitos de Barrancas, La Villa y El Bronce.

¿Por qué la ruta de la sal?

Cada año en invierno el mar sube por el estero y lleva la sal aguas arriba, donde se estanca y decanta. Para recogerla, los lugareños forman cuarteles, especies de piscinas rectangulares, que son anegadas por el mar. Más menos en octubre, con el sol, el agua se evapora y baja, lo que deja una mezcla de barro y sal. Extraerla es el trabajo del salinero, para lo cual aplica técnicas heredadas de sus abuelos.

“Sacamos el agua a mano y, la que queda, con motobombas, que es la única tecnología moderna que aplicamos en el proceso. Luego despejamos el barro, lo pisoneamos y esperamos a que lo seque el sol. De ahí le echamos agua, la pasamos, con ramas, de un cuartel a otro, suavemente, para que la tierra decante. Al final queda una costra de sal de 10 centímetros, la que sacamos con carretillas y ensacamos”, explica Agustín Moraga, salinero de Barrancas.

Esa experiencia es la que vive el turista, guiado por un salinero de la zona y que hoy es parte de los paquetes que ofrece la empresa “Turismo Pichilemu”. “Ellos van a hacer exactamente el mismo trabajo de producción de la sal de los lugareños, desde la extracción hasta el ensacado. Luego se pueden llevar la que trabajaron”, comenta Eduardo González, dueño de la agencia.

Mariah Lee Hibarger, guía de rafting estadounidense, quien baja en balsas por el río Colorado en el Gran Cañón, hace una semana hizo la ruta de la sal. “Me parece muy interesante, porque una se involucra con la cultura del lugar, es una forma de conocer y vivir la realidad de los lugareños”, cuenta.

“Salinero por un día” es solo uno de los productos turísticos que se crearon gracias a la iniciativa realizada por la Universidad Central, financiada por el Gobierno Regional de O´Higgins y su Consejo Regional enmarcado en su Estrategia Regional de Innovación a través del Fondo de Innovación para la Competitividad, con el apoyo de Sernatur y las municipalidades de Paredones y Pichilemu. “Lo que buscamos es dar a conocer las Salinas y el entorno turístico que las rodea, con servicios y productos del lugar: alojamientos, restaurantes, tour operadores y artesanos”, explica Natalia Toledano, coordinadora del proyecto.


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