“Para nosotros es lo máximo después de tantos años tener nuestra Resolución Sanitaria, porque queremos cumplir todos los reglamentos, hacer las cosas bien”. Así resume Luisa Gaete, de la comuna de Pichilemu, su alegría por avanzar junto a su esposo, Gustavo Valenzuela, en el proceso de vender sal en otros mercados.
Luisa explica que “hace tres años atrás nadie nos visitaba, no se preocupaban, la sal costaba muy poco y hoy hemos recibido apoyo económico para implementar una sala de proceso para envasar y yodar la sal y estamos a punto de comenzar a venderla a las empresas para el almuerzo de los niños”, acota refiriéndose a la decisión de Junaeb de reemplazar la sal procesada por sal de mar en la alimentación escolar.
La seremi de Minería, Leonor Díaz, explicó que este proceso “tiene como protagonistas a todos quienes hemos trabajado para que este mineral no metálico, cuyos productores fueron declarados Tesoros Humanos Vivos y que posee sello de origen, mejore su precio y tenga nuevos mercados”.
Los resultados se han traducido en “un mejor precio de la sal, que pasó de costar -cuando asumimos como gobierno el 2014- $3 mil el saco, a los 18 a 20 mil que vale hoy. A este hecho se suman importantes medidas estatales, como la decisión de Junaeb de incluir en el Plan Contra la Obesidad Estudiantil, la elaboración de las colaciones escolares con sal de mar”.