Asumido el mando del Estado, el director supremo Bernardo O’Higgins Riquelme, concibió la idea de una academia militar que permitiera, de acuerdo con sus propias palabras, “tener un depósito de donde pueda sacarse oficiales ya formados e instruidos para llenar las vacantes de los regimientos, cubrir los cuerpos de milicia cívica y aun tomar cuadros enteros para levantar pronto un nuevo ejército”.
Así fue como el 16 de marzo de 1817 se firmó el decreto supremo que dio vida a este instituto, con la firma del ministro José Ignacio Zenteno, nombrando director al sargento mayor de ingenieros Antonio Arcos y subdirector al teniente de caballería Jorge Beauchef. Estos oficiales, fogueados en las guerras napoleónicas, organizaron la enseñanza teórico-práctica en la academia de acuerdo a la doctrina francesa, por orden del general O’Higgins.
Mañana, entonces, jueves 16 de marzo de 2017, se cumplen doscientos años exactos de la creación de la Escuela Militar, lo que debemos realzar como un onomástico de gran envergadura.
En 1843, se cambió su designación de ‘Academia Militar’ por “Escuela Militar”, denominación que conserva hasta el día de hoy.
Un acto de justicia se llevó a cabo el 20 de agosto de 1945, en que, con ocasión de un nuevo natalicio del libertador, se dictó el decreto supremo que dispuso que, a contar de esa fecha, la institución formadora de los oficiales del Ejército pasaría a llamarse “Escuela Militar del General Bernardo O’Higgins”.
El documento lleva la firma del Presidente de la República, don Juan Antonio Ríos Morales, el segundo de los presidentes radicales, y del ministro de Defensa Nacional, don Arnaldo Carrasco Carrasco.
El decreto, en uno de sus fundamentos, expone: “Que el fundador de la Escuela Militar, unidad mater del Ejército, fue don Bernardo O’Higgins, primera figura ciudadana y militar de nuestra patria, quien organizó, le dio su primer plan de estudios, le imprimió el sello de su personalidad y el fervor y abnegación de su patriotismo; y la condujo, por último, a los campos de Maipo, donde influyó con su presencia en la victoria final y consagratoria de nuestra Independencia”.
En una solemne ceremonia que se llevó a efecto frente al monumento del Padre de la Patria, ese 20 de agosto de 1945, se hizo entrega al director de la Escuela, coronel don Ramón Álvarez Goldsack, del pergamino que contiene la copia del decreto supremo respectivo.
La Escuela Militar ha formado generaciones de oficiales, que se han destacado en la guerra y en la paz. Son los que encabezaron las victoriosas guerras del pasado, los que han servido en terremotos y catástrofes naturales, los que han construido la Carretera Austral, los que hacen soberanía en la Antártica, destacando líderes excepcionales que han servido a la patria, venciendo en las guerras o presidiendo la república, como Manuel Baquedano González, Carlos Ibáñez del Campo, Augusto Pinochet Ugarte, entre otros.
Hoy, recordamos con alegría este bicentenario, que honra la memoria del Libertador, fundador de las principales instituciones del nuevo Estado chileno, y presentamos nuestro saludo a todos quienes han encontrado en la querida Escuela Militar, la cuna de su vocación de servicio a la patria.
¡Larga vida a la Escuela Militar!
Mario Barrientos Ossa
Abogado
Magister en Derecho U. de Chile