Partiendo de la base que existen fenómenos en nuestros establecimientos escolares que no son del todo controlables, sino que tienen que ver con la expresión de una cultura reinante. Que estos hechos son dañinos para los niños/as y jóvenes, y finalmente para todas las comunidades escolares.
Y que noticias como las que han aparecido últimamente en la Región del Libertador Bernardo O’Higgins, específicamente en la comuna de Graneros, nos dejan sorprendidos por las características de violencia que se ven enfrentados nuestros alumnos.
Por ello se convierte en prioritario actuar, tanto los profesores y estamentos de la escuela como las instituciones que revisan estas temáticas.
Una de las posibilidades vistas y sentidas en quienes trabajan en estos temas es precisamente la Prevención.
Si bien los efectos de ésta cuesta mirarlos con un lógica causa-efecto, sin duda que son esfuerzos que se convierten en necesarios para ir sensibilizando y en última instancia, educando a nuestros establecimientos para que así muestren mejores cualidades en ámbitos humanos y de convivencia.
En un esfuerzo por reunir las distintas miradas preventivas, el Conace, División de Seguridad Pública, Mineduc y Junaeb, han optado por establecer un programa que reúna características facilitadoras y que entre los distintos programas existentes puedan generar una sinergia para prevenir las conductas mencionadas.
Este programa nominado “Chile Previene en la escuela” busca capacitar a los mismos establecimientos para que sean capaces de enfrentar temáticas como el consumo de drogas, violencia escolar y deserción.
A la vez invitamos y esperamos que las familias participen activamente en la formación de sus hijos, está más que demostrado que padres comprometidos en la crianza, preocupados por sus hijos, que conozcan a sus amigos, horarios, etc; es un factor protector, tanto para el consumo de drogas como para las otras conductas mencionadas.
Un factor protector es, en términos simples, un antecedente que nos indica que una persona contará con las herramientas necesarias para enfrentar de mejor manera las dificultades que la vida le depare, evitando así conductas como las que hemos visto en los establecimientos educacionales.
Por ello el llamado a participar de la prevención de estas conductas no es únicamente a los establecimientos, sino que también a familias y comunidades en su conjunto.