En la época en que el ser humano vivía en cavernas, la asociación en pequeños clanes familiares fue fundamental para la sobrevivencia de nuestra especie. Estos clanes, organizados en tribus, se distribuían las tareas básicas para la subsistencia. Estas incipientes formas de organización creían que lo más importante era defender y proteger a su grupo. Vencer por el alimento o conquistar fértiles territorios marcaba la diferencia entre la vida y la muerte. Para que el clan se perpetuara era crucial defenderse y someter a las restantes tribus.
La forma tribal de comprender el mundo ha ido transformándose hacia modos más racionales de entendimiento de la realidad. Sin embargo, los estudiosos del desarrollo de la conciencia sostienen que aun un porcentaje significativo de la población vive desde una perspectiva tribal o mágica. Lo que caracteriza a estas personas no es que duerman en cavernas o usen taparrabos, sino el hecho de considerarse a sí mismo como pertenecientes a un grupo especial, que son los depositarios de una verdad. Lo ajeno al grupo que se pertenece se concibe como una amenaza, que debe ser atacada y extirpada.
Este domingo será el fin de una campaña que es un reflejo fiel de una sociedad que aun se mueve por criterios tribales. El combustible para conseguir votos ha sido inflamar la rivalidad entre los chilenos. Ambos candidatos han tratado de mostrarse confiables a punta de denostar y despreciar al oponente. Hemos sido testigos de una campaña enfrentada con la lógica de barras bravas. Los jugadores apelan a la patada, no al jogo bonito. Las hinchadas, a través de sus redes sociales, dan rienda suelta a toda su agresividad, lanzando piedras digitales, escudándose tras sus pantallas.
La forma cómo se hace política, y también campaña, no es inocua para la convivencia social. El debate del martes pasado fue indigno. ¿Cómo quienes pretenden dirigir nuestra nación no son capaces de al menos sostener una conversación con respeto? ¿Cómo quien ejerza la presidencia espera guiar a todo un país, cuando durante meses ha maltratado y humillado a quienes piensan diferente?
Para quien gane, unir posturas que se han extremado será una tarea tan urgente como titánica. Ningún rumbo podrá ser enmendado sino se consigue entusiasmar a que todo un país reme en un mismo sentido y pueda caber en el mismo barco. La tarea parte por nosotros, ciudadanos de a pie, comprometiendonos a un trato cariñoso y digno con todos, incluso con aquel que piensa radicalmente distinto.






