El Pleno de la Corte Suprema aprobó el primer Código de Ética del Poder Judicial, un documento estratégico destinado a reforzar la transparencia, la integridad y la excelencia en la función jurisdiccional. La medida, aprobada mediante el Acta 244-2025, marca un hito en la historia institucional del Poder Judicial al establecer un marco orientador que busca fortalecer la confianza pública en la justicia.
El texto es resultado de un proceso participativo iniciado el 29 de abril de 2024, liderado por la ministra Adelita Ravanales, e incluyó la revisión de modelos internacionales, entrevistas a expertos, encuentros con asociaciones gremiales del Poder Judicial y encuestas aplicadas tanto a funcionarios como a la ciudadanía.
“Esperamos que el Código constituya una guía y ayuda para un mejor ejercicio de la administración de justicia, en beneficio de la sociedad”, señaló la ministra vocera de la Corte Suprema, Soledad Melo, al anunciar la aprobación del documento.
La autoridad destacó que la iniciativa fue elaborada “conscientes de la responsabilidad que pesa sobre jueces y juezas, de las expectativas que la ciudadanía tiene sobre quienes imparten justicia, y de la importancia del comportamiento ético para fortalecer la confianza pública”.
Principios y valores
El nuevo Código de Ética Judicial se estructura en torno a tres ejes: independencia, imparcialidad e integridad, conocidos como las “tres i” del sistema judicial. Además, incorpora valores complementarios como la probidad, igualdad, prudencia, cordialidad y conciencia institucional.
De carácter orientador y no sancionador, el código busca promover conductas éticas sin tener efectos disciplinarios. Su propósito, explicaron desde la Corte Suprema, es apelar a la conciencia individual de los magistrados y no establecer sanciones.
Entre sus innovaciones, se incluyen capítulos dedicados a la “responsabilidad en el uso de redes sociales” y al “uso ético de la inteligencia artificial y nuevas tecnologías”, adaptando la función judicial a los desafíos contemporáneos.
Asimismo, el documento fue redactado en un lenguaje claro y pedagógico, con el fin de ser comprensible no solo para los jueces, sino también para la ciudadanía.
Creación del Consejo Ético
El Código crea el Consejo Ético Judicial, un órgano de carácter preventivo, consultivo y orientador, cuya principal función será emitir recomendaciones generales sobre dilemas éticos que enfrenten los jueces y juezas.
El Consejo estará integrado por cinco miembros: un ministro de la Corte Suprema, un ministro de Corte de Apelaciones, dos jueces de primera instancia y un académico experto en ética o filosofía aplicada. Además, se garantizará la paridad de género y la representación territorial.
La instancia no tendrá facultades sancionadoras ni recibirá denuncias, ya que su rol será exclusivamente preventivo.
Implementación gradual
El Código de Ética Judicial será aplicable a todos los integrantes del escalafón primario y a quienes ejerzan funciones jurisdiccionales, incluyendo a los abogados integrantes.
Las dos primeras partes —relativas a las reglas y valores generales— entraron en vigencia el 10 de noviembre, fecha de la firma del autoacordado. En tanto, la implementación del Consejo Ético se realizará de manera paulatina, con plazo máximo hasta el 30 de junio de 2026.
La ministra Adelita Ravanales valoró el trabajo desarrollado y la participación en el proceso: “Estoy muy contenta, porque el Pleno valoró el trabajo que se hizo. Se revisó, analizó y mejoró cada artículo, lo que enriquece la visión y el resultado final”.
Finalmente, la magistrada subrayó que “más allá de los rasgos personales de cada juez o jueza, la comunidad espera que quienes impartimos justicia seamos capaces de encarnar los valores que el texto propone, dentro y fuera del tribunal”.






