Durante siete años, Valentina González fue parte de la Orquesta Sinfónica Juvenil Regional (OSJR) de O’Higgins, gracias a una beca otorgada por la Fundación de Orquestas Juveniles e Infantiles de Chile (FOJI).
“Ser becada en FOJI es ser parte de una comunidad donde nos entregan los elementos necesarios para poder seguir creciendo como músicos”, afirma Valentina, quien destaca haber tenido oportunidades únicas, como asistir a una clase magistral impartida por el maestro Roberto Díaz, reconocido por su trayectoria en la Orquesta de Filadelfia y como director del Curtis Institute of Music. “Fue una experiencia única, nutritiva e indescriptible”, recuerda.
Liderazgo y aprendizaje en la orquesta
Durante su paso por la OSJR, Valentina se desempeñó como jefa de fila de las violas, asumiendo responsabilidades que marcaron su desarrollo: “Durante mi trayectoria en la orquesta, siempre me mantuve como jefa de fila de las violas, lo que me obligó a asumir roles de liderazgo, comprensión y compañerismo. Aprendí a trabajar en equipo y a tomar responsabilidades que hoy aplico fuera de la música”.
Rememora también un año particularmente desafiante, cuando la fila de violas quedó reducida a solo dos integrantes. “Sacamos adelante la sección con esfuerzo y dedicación, transformando ese desafío en un éxito compartido”, relata.
El valor humano detrás del proyecto
Más allá del aspecto artístico, Valentina pone en relieve el compromiso del equipo que sostiene a la orquesta: “Directores, instructores, coordinadores, utileros, auxiliares y el equipo psicosocial siempre buscaron la forma de hacernos sentir cómodos, escuchados e importantes”. En especial, agradece “a los utileros y auxiliares… y a la coordinación de Susana Díaz Araneda, que siempre se preocupó y ocupó de todos nosotros”.
La OSJR de O’Higgins —una de las agrupaciones que conforman la red nacional de FOJI— desarrolla ensayos, clases, conciertos y acompañamiento psicosocial, promoviendo el desarrollo integral de niñas, niños y jóvenes músicos de la región.
Un cierre lleno de emoción y proyección
Recientemente, la orquesta celebró su Concierto de Gala en el Teatro Regional Lucho Gatica, reuniendo a más de 500 asistentes en una función gratuita que reafirmó el valor de la formación artística en el territorio. En la ocasión, Valentina y otras dos compañeras fueron reconocidas por su trayectoria y egreso.
“Si tienen la oportunidad no la desperdicien, es una experiencia muy bonita y vale la pena ir cada ensayo para después vivir los conciertos en carne propia”, aconseja a los jóvenes interesados en seguir el camino musical. Y concluye: “Me dio una gran experiencia para mi desarrollo como persona, músico y la posibilidad de traspasarla a las nuevas generaciones”.
Aunque hoy Valentina se dedica a la estética canina, asegura que la disciplina y la pasión aprendidas en la orquesta la acompañan en cada ámbito de su vida. Su anhelo es volver algún día a la OSJR, esta vez como instructora, para transmitir a otros la misma oportunidad que a ella le transformó la vida.







