El incremento de las temperaturas producto del cambio climático está favoreciendo la llegada y proliferación de nuevas plagas en los frutales del país, afectando tanto la producción agrícola como las exportaciones.
El entomólogo y académico de la Universidad de Talca, Eduardo Fuentes, explicó que “estamos experimentando en varias regiones incrementos en las temperaturas. Muchas plagas responden a este cambio aumentando su desarrollo, reproducción y sobrevivencia, por lo que en el futuro el impacto en los cultivos será más importante”.
Uno de los casos más preocupantes es la mosca de alas manchadas, Drosophila suzukii, presente en Chile desde 2017 y que ataca la fruta sana, especialmente en cerezos. Margarita Correa, académica de la Universidad Católica del Maule, señaló: “Con el cambio climático, muchas especies que antes no eran plagas están comenzando a serlo. La mosca Drosophila suzukii está causando cada vez más daño, sobre todo en cerezos”.
El surgimiento de estas plagas aumenta los costos de control y exige monitoreo constante, capacitación para productores y estrategias colectivas de manejo integrado. Fuentes enfatizó: “El surgimiento de nuevas plagas es permanente y la adaptación debe ser colectiva abarcando el sector agrícola, academia e instituciones. El desafío es que el control sea efectivo y, a la vez, más sustentable”.
El impacto no se limita al campo: La presencia de insectos cuarentenarios en embarques puede impedir la exportación de fruta, aunque los individuos detectados sean pocos.
Para enfrentar este escenario, universidades han implementado iniciativas como el curso gratuito “Avances en el Manejo Integrado de Plagas”, parte del proyecto PIC² (Insectos Plaga y Cambio Climático) financiado por ANID. Fuentes explica: “El curso es parte de un proyecto colaborativo de distintas casas de estudio. Analizamos cómo el cambio climático afecta las plagas agrícolas, veterinarias y médicas y formamos estudiantes para que comprendan el manejo en distintos contextos”.
Finalmente, el especialista destaca la importancia de adaptar herramientas a ambientes más cálidos y avanzar hacia alternativas más sustentables: Feromonas, enemigos naturales y productos de origen natural, dejando los insecticidas solo para el mínimo necesario.