La violencia contra los animales sigue siendo una preocupante realidad en la Región de O’Higgins, donde han aumentado los casos de abandono y agresión extrema contra animales indefensos. Uno de los episodios más impactantes ocurrió en la comuna de Mostazal, con el caso de Zaya, una perrita que fue rescatada por voluntarios animalistas y que falleció días después tras sufrir una brutal mutilación.
Zaya había sido rescatada por una agrupación de protección animal y se encontraba en un hogar temporal a la espera de ser adoptada. Sin embargo, en julio de este año, horas antes de ser trasladada a una jornada de adopción, se escapó del recinto donde estaba alojada. Horas más tarde, fue hallada gravemente herida: Una de sus extremidades delanteras había sido cercenada, presuntamente con un machete u otro objeto cortante.
“Su mano fue completamente desgarrada desde la articulación, no quedaba ni hueso. La llevamos de urgencia a la veterinaria, pero a pesar del tratamiento, durante el proceso de recuperación sufrió un paro cardíaco. El equipo veterinario intentó reanimarla durante aproximadamente media hora, pero lamentablemente no pudieron salvarla”, relató Carolina Galaz, voluntaria que lideró el rescate y atención de Zaya.
Este hecho no fue el único
En las semanas siguientes se conocieron otros casos similares en la región, como el de Lobito, un perro que fue acuchillado en un cajero automático de Mostazal, y Miel, una perrita víctima de agresión sexual, que hoy sufre graves secuelas físicas permanentes.
Frente a esta alarmante situación, la diputada Marcela Riquelme junto a organizaciones animalistas presentaron una querella por maltrato animal ante el Ministerio Público. “El caso de Zaya, Lobito y Miel son hechos de extrema crueldad. La ley no entrega las herramientas suficientes para sancionar como corresponde estos delitos. Además, los animales siguen siendo considerados objetos por nuestra legislación”, señaló la parlamentaria.
A la espera de una resolución, las organizaciones animalistas insisten en que la única forma de frenar el abandono y la violencia es a través de la tenencia responsable, la esterilización preventiva y la educación ciudadana.
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