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El legado de la familia Abumohor


Tras casi 20 años, la familia deja la propiedad del club rancagüino. Fue en plena crisis económica e institucional cuando asumieron el control, iniciando un ciclo que llevó al Capo a escribir las páginas más gloriosas de su historia.

VIERNES, 18 DE JULIO DE 2025
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Publicado por

Gonzalo Silva



El 26 de agosto de 2005, la historia de O’Higgins de Rancagua dio un giro. En medio de una de sus peores crisis económicas, deportivas e institucionales, la Asamblea de Socios aprobó la venta del club a la familia Abumohor, transformando la institución en Sociedad Anónima Deportiva. El panorama no era auspicioso: salarios impagos, riesgo de desaparecer y sin certeza de un futuro competitivo.

A casi dos décadas de ese momento, la familia Abumohor da un paso al costado. Este miércoles, O’Higgins confirmó que el club fue vendido a un grupo de inversionistas internacionales liderado por Matías Ahumada, Jorge Reina, Jorge Alberto Hank y el reconocido agente argentino Christian Bragarnik, vinculado al Grupo Caliente.

Llegada en años de crisis

En 2005, el mismo año de la llegada de los nuevos dueños, O’Higgins logró el ascenso a la Primera División tras cuatro años en la “Primera B”. Gerardo Silva, técnico celeste de aquella campaña, recuerda ese tiempo como uno de los más duros del equipo: “El club estaba muy complicado, con serias posibilidades de descender a segunda división. Incluso, diría que de desaparecer. Mirado desde ese punto de vista, ese cambio fue fabuloso, y nadie puede negar todo lo que hizo la familia Abumohor en el club”, señaló a El Tipógrafo.

Quien confirma este mal momento del cuadro rancagüino es Luis Pavez Pardo, tesorero del Club Deportivo O’Higgins entre 2003 y 2004: “Nunca he estado de acuerdo, ni siquiera cuando se votó con la venta del Club Deportivo O’Higgins a la familia Abumohor (…) Nosotros pasamos, yo creo que la peor crisis que tuvo el club, fuimos embargados una serie de veces, además estuvimos amenazados también de perder el derecho del club”.

Pavez señaló que la venta del  equipo fue principalmente a los problemas económicos que tenía el club: “Ellos llegaron negociando y llegaron con plata, cosa que el club hacía años que no tenía una abundancia de plata”.

Dos décadas en la élite

Desde su regreso a la máxima categoría en 2005, O’Higgins no volvió a descender. Son 20 años consecutivos en Primera División, cifra inédita para la institución. En ese lapso, el equipo no solo se consolidó, sino que también protagonizó varios torneos nacionales, participando en los Play Offs de los torneos del Clausura 2006 y 2007, Apertura y Clausura 2008, Apertura 2009, Apertura 2011. También se suma la Final del Apertura 2012 ante la Universidad de Chile, definición que perdió el cuadro celeste desde los lanzamientos penales. 

Además de consagrarse campeones en el torneo Apertura 2013, en aquella final recordada en el Estadio Nacional, en la que el Capo de Provincia venció por la mínima a Universidad Católica con solitario tanto del “Tucu” Hernández. Asimismo, se sumó al palmarés del conjunto celeste la Supercopa 2014, cuando el elenco rancagüino venció desde los doce pasos a Deportes Iquique.

Un año después, en 2014, el club sumó la Supercopa tras vencer a Deportes Iquique por penales, confirmando su mejor época deportiva. Incluso en 2016, O’Higgins estuvo a un paso de un nuevo título, pero cayó en la última fecha ante la Universidad de Concepción.

Pensamiento de club

El proyecto de la familia Abumohor no se limitó al rendimiento en la cancha. En 2012 se concretó la compra del Monasterio Celeste, moderno complejo deportivo que transformó la forma de entrenar del equipo y que puso énfasis en la formación de nuevas generaciones. Más tarde, en 2019, iniciaron los primeros pasos del fútbol femenino con pruebas masivas y entrenamientos oficiales.

Waldo Correa, periodista vinculado al club, destacó la relación entre O’Higgins y Codelco:

“Fue administrada correctamente pese a la distancia natural que se pudo producir producto de la evolución que tuvieron ambas entidades en las últimas décadas. (…) Siempre mantuvieron una relación profesional y O’Higgins aportó en el proceso de remodelación del estadio en 2013 y ofreciendo colaboración para la mantención de la cancha”.

El fin de una era

Con la salida de los Abumohor, se cierra un ciclo que marcó un antes y un después en la historia de O’Higgins. Una etapa que nació en medio de la incertidumbre, y que termina con el club instalado de forma estable en Primera División, con títulos en sus vitrinas y con una infraestructura que lo posiciona entre los más sólidos del país. Ahora, comienza un nuevo capítulo.


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