Un proyecto vial ha caído como un «balde de agua fría» sobre los residentes de Villa Esperanza en San Fernando, el cual amenaza con la expropiación de al menos 15 viviendas, generando incertidumbre y un conflicto significativo con sus habitantes. Estas familias, que durante 35 años han edificado sus hogares con un esfuerzo inmenso, ven ahora como su vida y su historia podrían ser borradas por una decisión unilateral.
La Villa Esperanza no es solo un conjunto de casas; es el fruto de décadas de autoconstrucción y colaboración comunitaria. Sus vecinos compraron terrenos, los urbanizaron con ayuda profesional y levantaron sus viviendas, complementando con subsidios. Hoy, se enorgullecen de una alta calidad de vida, seguridad, la ausencia de inundaciones y su privilegiada cercanía al centro de San Fernando.
La noticia de las expropiaciones llegó de forma abrupta el 1 de abril de 2025, a través de una invitación que dejó a la comunidad en estado de shock. Para muchos, sus casas son «hogares para toda la vida», construidos con sudor y sacrificio, lo que magnifica el impacto emocional de la amenaza.
Los vecinos claman por la total ausencia de participación ciudadana. Sienten que nunca se les consultó y que la reunión a la que fueron citados no fue para debatir, sino para informarles de un «hecho consumado». Esto ha generado un sentimiento de vulneración de derechos, respaldado por un asesor técnico que advierte sobre decisiones que alteran radicalmente sus vidas sin su consentimiento.
Nelly Núñez de la Paz, vecina de la villa, es enfática: «la participación ciudadana fue cero». Relata que la invitación presentaba el proyecto como inamovible, a diferencia de otras alternativas (calles Roble y Manuel Rodríguez al poniente) que sí se ajustan al Plan Regulador vigente desde 1998 y donde ya existen afectaciones de expropiación desde 1982.
Núñez de la Paz explica su preocupación, aunque actualmente los certificados de informaciones previas y del Serviu indican que sus terrenos no son expropiables, este nuevo proyecto dejaría sus propiedades «grabadas de utilidad pública», generando una «incertidumbre inmensa ahora». Las reuniones con el seremi de Vivienda, Luis Barboza, no han rendido frutos: «no han recibido respuesta formal», solo una vaga promesa informal de que el proyecto «iba a ir en algún minuto».
¿Progreso para San Fernando a costo humano?
El concejal Juan Muñoz se suma a la crítica, calificando el proyecto de «no bueno» para Villa Esperanza por la «falta de participación». Aunque reconoce la necesidad de analizar el beneficio para San Fernando, insiste en que es crucial «ver otras alternativas, hay que analizar, hay que volver a revisar» y, sobre todo, «escuchar siempre a los vecinos».
Carlos Moya, otro afectado, confrontó a funcionarios de Serviu y del Ministerio de Transporte, quienes alegaron la existencia de participación ciudadana. Sin embargo, Moya y los vecinos afirman no haber visto pruebas, actas o citaciones, solo la promesa de que la información se entregará el 30 de junio.
Moya vaticina graves consecuencias para la villa: «delincuencia, inundaciones, una pila de trastornos». Advierte que la vía propuesta tiene seis «quiebres» que son «súper malos» vialmente, lo que representa un riesgo para la seguridad de niños y adultos mayores. Para él, en lugar de descongestionar San Fernando, el proyecto «trae otro problema» y califica el argumento de la rentabilidad social como una «dictadura de la rentabilidad social».
Comentarios
Noticias recientes
Más Leídas