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Estudio revela que ejercicio intenso antes de dormir podría perjudicar la calidad del sueño


Una investigación publicada en Nature Communications analizó datos de casi 15.000 personas y concluyó que entrenar en las horas previas a acostarse puede dificultar el inicio del sueño y reducir su calidad.

SÁBADO, 17 DE MAYO DE 2025
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Publicado por

Danya Ríos

Periodista El Tipógrafo


Durante años, la relación entre ejercicio físico y sueño ha sido vista bajo una luz positiva. Sin embargo, un nuevo estudio publicado en la revista Nature Communications invita a reconsiderar esta perspectiva, al demostrar que ejercitarse intensamente cerca de la hora de dormir puede ser perjudicial para el descanso nocturno.

El análisis —reportado por The Washington Post— se basó en datos obtenidos de 14.689 participantes que usaban rastreadores de actividad, lo que permitió a los investigadores acceder a información detallada y precisa sobre sus hábitos de ejercicio y sueño. A diferencia de estudios anteriores, que dependían de cuestionarios o grupos reducidos, este abordaje permitió detectar patrones robustos y confiables.

Los resultados fueron categóricos: quienes entrenaban en las cuatro horas previas a dormir —especialmente con rutinas de alta intensidad o larga duración— tardaban en promedio 36 minutos más en conciliar el sueño. Si el entrenamiento se extendía más allá de la hora habitual de acostarse, ese retraso aumentaba a 80 minutos. Además, se observó una disminución significativa en la duración total del sueño y en su calidad percibida.

Aunque el estudio no profundizó en los mecanismos fisiológicos exactos, los investigadores observaron que el ritmo cardíaco de los participantes se mantenía elevado durante horas después del ejercicio, acompañado por una baja variabilidad en la frecuencia cardíaca. Este estado de estimulación podría dificultar la transición natural del cuerpo hacia el reposo.

Josh Leota, quien lideró el estudio, sugirió incorporar prácticas de relajación como la meditación o el yoga suave tras el entrenamiento nocturno, con el fin de facilitar el descanso.

Por su parte, el profesor Kenneth Wright Jr., de la Universidad de Colorado en Boulder, consideró los hallazgos como un respaldo importante a la recomendación general de evitar el ejercicio intenso dentro de las cuatro horas previas al sueño.

Si bien la investigación no busca desalentar la actividad física en horarios nocturnos —especialmente cuando otras alternativas no son viables—, sí enfatiza la necesidad de planificar estratégicamente los entrenamientos. Elegir rutinas más suaves o adelantar la sesión puede ser clave para lograr un equilibrio entre salud física y un sueño reparador.


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