La Universidad de Aconcagua (UAC), con su campus en Machalí, se ha consolidado como un referente de educación superior accesible y de calidad en la región de O’Higgins. Desde 2018, la institución ha ofrecido a los estudiantes locales una alternativa que contribuye a la movilidad social, a través de una oferta académica pertinente a las necesidades de la zona, tal como explicó Marcela Zapata, directora subrogante de la sede, en entrevista con El Tipógrafo.
“De nuestra Misión Institucional es algo que se infiere con claridad, tanto así que aproximadamente el 70% de nuestros estudiantes son los primeros en sus familias en acceder a la educación superior”, señaló Zapata, destacando el impacto positivo de la universidad en la comunidad regional.
Formación con pertinencia regional
La UAC se distingue por ofrecer carreras como Enfermería, Psicología, Derecho y Kinesiología, diseñadas para responder a las necesidades del mercado laboral en la región del Libertador “La pertinencia regional es clave para nosotros. Nos aseguramos de que nuestras carreras tengan alta empleabilidad y estén alineadas con las demandas locales”, enfatizó.
Además de su enfoque académico, la universidad mantiene una fuerte vinculación con la comunidad a través de iniciativas como las clínicas jurídicas, el Centro de Atención Psicológica (CAPSI) y convenios clínicos para sus estudiantes de salud. “Estamos constantemente actualizando los perfiles de egreso para garantizar que nuestros titulados sean altamente competitivos”, afirmó Zapata.
La conexión con el entorno no solo se manifiesta en sus programas académicos, sino también en las actividades extracurriculares que enriquecen la experiencia universitaria. Talleres deportivos, jornadas de orientación profesional y voluntariados son parte de las oportunidades que los estudiantes pueden aprovechar para complementar su formación integral.
Beneficios y experiencia estudiantil
La UAC también destaca por su compromiso con la accesibilidad económica, ofreciendo aranceles ajustados a la realidad de sus estudiantes, junto a números convenios con instituciones públicas y privadas, que otorgan beneficios en la materia. Zapata subrayó que esta política permite que un amplio espectro de estudiantes pueda acceder a una educación superior de calidad sin comprometer su estabilidad financiera familiar.
“Nuestro campus en Machalí cuenta con instalaciones modernas, talleres y servicios. Invitamos a los interesados a visitarnos y conocer de cerca nuestra propuesta educativa”, agregó la directora subrogante. Estas instalaciones, junto con el apoyo académico personalizado, aseguran que los estudiantes se sientan respaldados durante todo su proceso de aprendizaje.
La universidad también promueve el desarrollo de habilidades blandas y competencias transversales, esenciales para la vida laboral. “No solo formamos profesionales, sino personas integrales capaces de aportar significativamente al desarrollo de la región”, indicó Zapata.
Admisiones abiertas para 2025
El proceso de matrícula para el año académico 2024 ya está en marcha. La universidad no exige rendir la PAES, solo haber completado la educación media. Este requisito simplificado permite que más jóvenes de la región accedan a la educación superior sin las barreras tradicionales que enfrentan muchos postulantes.
“Recomendamos a los postulantes asegurar su cupo pronto, ya que la demanda es alta”, advirtió Zapata. Las clases comenzarán en abril, pero el plazo final de matrícula es el 30 de ese mes, sujeto a la disponibilidad de vacantes. Además, la universidad organiza charlas informativas y visitas guiadas para que los futuros estudiantes conozcan sus opciones y resuelvan dudas antes de decidirse.
Compromiso con el futuro regional
Con una trayectoria de 35 años a nivel nacional, la Universidad de Aconcagua continúa fortaleciendo su papel en la región de O’Higgins. Su visión a largo plazo incluye la ampliación de la oferta académica y la incorporación de nuevas tecnologías que potencien el aprendizaje en un mundo cada vez más digitalizado.
El impacto de la UAC en la región trasciende las aulas. Sus egresados no solo nutren el mercado laboral local, sino que también participan activamente en proyectos comunitarios que benefician a la sociedad. “Creemos firmemente en el poder transformador de la educación. Nuestra misión no termina con la entrega de un título; buscamos formar líderes comprometidos con su entorno”, concluyó Zapata.
Con su enfoque inclusivo y orientado al desarrollo local, la Universidad de Aconcagua reafirma su papel como un actor clave en la educación superior de la región de O’Higgins.