A diario y con una no menor frecuencia, nos encontramos con personas que intencionadamente o no, actúan de mala forma, afectando con su comportamiento a quienes las rodean.
No me refiero solamente a delincuentes, los que son fácilmente identificables y hasta cierto punto predecibles, ya que actúan conociendo la diferencia entre el bien y el mal, en busca de algún objetivo que los beneficien.
Hago mención a quienes siendo personas comunes y corrientes, como yo mismo o usted, actuamos en muchas ocasiones en forma incorrecta, de palabra u obra, sin que percibamos que estamos equivocados, o lo que es aún peor, sin darnos cuenta que estamos haciendo un daño.
Lo hacemos por cuanto creemos que estamos en lo correcto, lo que parece lógico si uno es una persona de buenos sentimientos.
Claro que esos buenos sentimientos, los que estimamos poseer, son correctos en relación a nuestra forma de ser y a los paradigmas que poseemos y a las enseñanzas recibidas.
De hecho, no todos los seres humanos tenemos la misma sensibilidad, variando entre uno y más masivamente de lo que pensamos, lo que evidentemente nos puede llevar a error.
Caemos en eso en la mayoría de los casos, por no meditar, aunque sea brevemente lo que decimos o hacemos, simplemente por que no lo creemos necesario.
Sin embargo pareciera que en ocasiones, lo que realmente nos falla es el sentido común, el que como sabemos es definido por la Real Academia de la Lengua como la capacidad de entender o juzgar de forma razonable.
Se dice también en relación a él, que es conocimiento, mesura, prudencia, habilidad para ponderar, para responder ante una eventualidad o para dar una explicación.
Cualquiera sea la definición que usted considere adecuada, debería al menos convenir conmigo que en términos prácticos, el sentido común es muchas veces el menos común de los sentidos, como cada uno de nosotros lo ha podido comprobar en ocasiones, reflejados en otras personas o en nosotros mismos, nos demos o no cuenta de ello.
Es evidente que necesitamos aplicarlo, meditando y sopesando el valor y efecto de nuestras acciones o palabras, algo que entiendo es una acción voluntaria y no refleja, de hecho pareciera ser que es evidente la necesidad de un consejero.
En fin, solo un comentario más, para evitar afectar a las personas que amamos y a quienes nos rodean, sería bueno que tratáramos, cada vez que sea necesario, sacar desde nuestro interior a Pepe Grillo y dejarlo hablar, ya que creo que todos tenemos uno, solo que no lo sabemos.