Siempre se habla de que hay ciertos límites que no se pueden cruzar, que son la “última ratio” de la razonabilidad, de la verosimilitud, de la dignidad incluso.
En política es esencial que se entienda que los límites que se establecen son los mínimos exigibles, sin embargo, a partir del denominado caso Monsalve parece que ya todos los límites se cruzaron.
Un subsecretario del interior, encargado de la relación con las policías y la fiscalía, la persecución del delito, el encargado de enfrentar el narcotráfico y las bandas de crimen organizado, que era ministro del interior subrogante pueda ir a un hotel, con una subalterna, en estado de ebriedad, sin escolta policial, y, a partir de esas premisas, sea acusado de violación ya traspasa cualquier límite imaginable en el comportamiento de un funcionario público, con las responsabilidades particulares de ese cargo además.
Pero eso no es todo, después de conocidos esos hechos, que el Presidente de la República y la ministra del Interior, consideraran que Monsalve continuara en funciones, como de hecho ocurrió, al menos dos días, ya parece una broma de mal gusto, francamente inverosímil.
Sin embargo, pese a parecer una historia inventada en alguna red social para acumular “likes”, es tristemente lo que ha ocurrido, con un agregado digno de una película clase b de fantasía, el propio Presidente de la República, trató de explicar todo en una extensa, casi interminable quizás, conferencia de prensa en la que, además de discutir con su jefa de prensa delante de todos los medios y del país, no sólo no logró explicar prácticamente nada, sino que arrojó aún más dudas incluso de su propia participación en hechos que podrían tener consecuencias legales. Gabriel Boric reconoció saber que no contento con lo que había hecho, Manuel Monsalve pidió a la PDI que revisara las cámaras del hotel en que estuvo con la funcionaria de su dependencia, en lo que podría constituir una obstrucción a la justicia, y pese a enterarse de eso, el primer mandatario no tomó ninguna decisión sino hasta que el escándalo estalló en la prensa. ¿Y si no se hubiera hecho público, Monsalve seguiría en funciones pese a estar siendo investigado por un eventual delito de violación? Responder esa pregunta francamente es aterrador.
El amateurismo, la desprolijidad, la ineptitud, la irresponsabilidad… tienen límite… tal como la paciencia y la confianza de los chilenos, que simplemente no pueden entender el actuar completamente errático de sus autoridades, pero la triste conclusión es que ya simplemente no queda ningún límite sin trasgredir.