Una vez más las Fiestas Patrias llegan a su fin, como sucede cada año, independiente de lo largo o corto de su duración.
Una vez más nos encontramos con estadísticas negativas de accidentes de tránsito, por las más diversas causas, de las que son responsables tanto conductores, como peatones, en especial los primeros.
Una vez más una cantidad abismantemente alta de vehículos saliendo y entrando de la región Metropolitana y otras grandes ciudades, nos demuestra que siempre hay presupuesto para dejar atrás la rutina.
Una vez más nos enteramos de asesinatos ocurridos durante las fiestas, los que al parecer van en aumento y no solo se deben a las reacciones de borrachos.
Una vez más muchos comerciantes sacan cuentas alegres, en especial en esta ocasión, dado lo prolongado de las celebraciones.
Una vez más un número no menor de habitantes de este querido Chile, celebró todos los días que pudo, ya que no existe escusa mejor para hacerlo, que celebrar el cumpleaños de la Patria
Una vez más otro grupo mayoritario, celebró a su estilo, el que se traduce en descansar y reponer energías en la intimidad de unas cortas vacaciones familiares.
Una vez más percibimos el sentimiento patrio aflorando en diversos rincones de nuestro territorio, entre los que destacan el campo, donde el huaso y la china vuelven a ser las figuras centrales.
Una vez más, por qué no decirlo, aumentamos un par de kilos ante la imposibilidad de negarse a una empanada o un choripán, junto al terremoto, entre otras típicas delicias.
Una vez más nos sentimos profundamente chilenos, sin percibir claramente el porqué.
Una vez más nos sentimos sobrecogidos al presenciar en vivo o por medio de la televisión la Parada Militar, símbolo y señal de unión de todos los que quieren defender si es necesario a la Patria, en su sentido más profundo e íntimo.
Una vez más los niños sueñan al verla con llegar a ser algún día militares, atraídos por los marciales sones de las bandas de guerra e instrumental.
Una vez más aquellos que algún día usaron el uniforme del Ejército, recuerdan su Servicio Militar con añoranza, no exenta de cariño.
Una vez más nos damos cuenta que independiente de opiniones diversas, el Ejército de Chile es parte de la ciudadanía, por cuanto sus integrantes provienen de ella.
Una vez más Chile y su Ejército son respetados por quienes siendo extranjeros, contemplan como un simple desfile, refleja el espíritu de un país indómito, como lo señalara Alonso de Ercilla y Zúñiga.