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A 14 años del 27F: ¿Cuáles son los avances y aprendizajes en Chile?

MARTES, 27 DE FEBRERO DE 2024
Publicado por

Daniel Nanjari


• A diferencia de anteriores sismos en la historia del país, la emergencia del año 2010 se caracterizó por afectar principalmente a edificios de altura. Experto destaca que aún faltan protocolos para enfrentar mega catástrofes como incendios o tsunamis.


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El 27 de febrero a las 03:34 am la zona central del país se vió sacudida por un mega terremoto que tuvo su epicentro frente a la costa de Cobquecura en la región del Maule, y tuvo una intensidad de 8.8° Richter, siendo el segundo más fuerte en la historia de Chile y el octavo más intenso del mundo. Producto de este movimiento sísmico, se produjo un maremoto que afectó a las costas nacionales y provocó una mayor devastación en las costas nacionales.

Las víctimas fatales llegaron a un total de 525 fallecidos​ Cerca de 500 mil viviendas sufrieron graves daños y se estiman un total de 2 millones de damnificados, en la peor tragedia natural vivida en Chile desde 1960.

Y a 14 años de este fatídico evento, el director del IDIEM, Fernando Yáñez, explicó que la principal conclusión que dejó la emergencia desde el punto de vista de la construcción fueron los daños que se originaron en los edificios de altura.

A diferencia, por ejemplo, del sismo de marzo de 1985, el movimiento del 2010 –cuyo epicentro se registró en las costas de Cobquecura– el terremoto del 27-F tuvo una gran afectación en los edificios de altura. En el de 1985, los mayores daños se produjeron en edificaciones de media o baja altura, entre estas iglesias, viviendas o edificios menores.

“El terremoto de 2010 se enfrentó a un parque de edificios distinto al que había en 1985. Uno de los cambios relevantes fue el boom del parque automotriz, que derivó en que la mayor parte de los edificios se construyeran con estacionamientos subterráneos”, señaló el máximo ejecutivo del Idiem.

Como referencia, Yáñez expone el caso de uno de los primeros edificios emblemáticos del país: las Torres de Tajamar. Pese a su altura de 28 pisos, y ser construido en la década de 1960, la construcción no tuvo ningún daño estructural. En su análisis, la gran diferencia entre éste y los actuales inmuebles de gran altura, es que apenas tenía un par de subterráneos.

La construcción se comportó a la altura

Los estándares de la construcción chilena fueron ampliamente elogiados por la comunidad internacional tras el terremoto del 27-F. Un análisis realizado por BBC en 2014, con motivo de emergencias telúricas a nivel global, destacó el desempeño de las edificaciones en el país y los estándares regulatorios que lo posibilitaron. “La respuesta de los expertos consultados por BBC Mundo es clara: hormigón armado, disipadores de energía y estudios de suelo exigidos por una normativa muy estricta, que con muy pocas excepciones suele cumplirse (…) La norma asegura que en Chile las estructuras mantengan una resistencia tal que permitan salvar vidas humanas, pero no obliga a que no sufran daños”, señaló la cadena de medios británica.

El director del IDIEM confirma que la edificación en el país –considerando la de carácter formal, con ingeniería y arquitectura– se comportó a la altura de las exigencias de uno de los grandes terremotos de la historia. Esto en referencia a múltiples otros sismos en países como Turquía o Italia que en la última década han dejado zonas extremadamente dañadas.

Según cifras oficiales, 1.5 millones de viviendas chilenas resultaron dañadas y 500 mil inmuebles tuvieron daños severos tras los sucesos de febrero de 2010. “Hay aprendizajes que se han ido aplicando a la regulación. En ese sentido, la ingeniería chilena ha asimilado constantemente las lecciones de los grandes terremotos que hemos sufrido y las normas evolucionan en relación a estos aprendizajes”, señaló Yáñez.

Zonas costera e infraestructura

En términos de mitigación, no hay muchas opciones que ofrezcan un alto desempeño para hacer frente a la fuerza del mar. En Japón, por ejemplo, las murallas de contención no fueron suficientes. Una opción que se podría explorar, en el análisis del experto, es construir barreras naturales, como bosques, por ejemplo. “Probablemente los árboles sean lo más eficiente para estos efectos”.

“En resumen, hay tres grandes aprendizajes en el sismo del 2010. Primero, mantener el rigor en la práctica constructiva nacional. Segundo, dado que la mayor cantidad de victimas la producen los tsunamis, Chile debe contar con un sistema de alerta temprana de tsunamis de categoría mundial. Y, por último, mantener permanentemente entrenada a la población para evacuación rápida, especialmente en zonas costeras”, concluye el director del Idiem.

Reconstrucción

Potenciar la toma de decisiones de forma más descentralizada, fue uno de los puntos más altos en el proceso de reconstrucción, después del terremoto y tsunami que azotó a Chile el 27 de febrero de 2010.

Así lo explicó el académico de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Talca, Armando Durán Bustamante, quien destacó que “se trabajó de forma más descentralizada lo que permitió tomar decisiones desde las regiones y en las zonas afectadas, en cuanto a la compra de terrenos y el tipo de vivienda que se iba a entregar a cada familia”.

“Este proceso de construcción, también fue una oportunidad para tomar ejemplos de otros países como la relacionada con la construcción de viviendas tsunami resiliente, modelo habitacional que fue tomado de la experiencia japonesa y que hoy existen en varias zonas costeras de nuestro país”, detalló.

Sin embargo, el académico aclaró que existieron puntos bajos en este proceso de reconstrucción y que estuvieron directamente relacionados con los tiempos de espera para las familias siniestradas, ya que algunas de ellas tuvieron que vivir durante años en viviendas de emergencia antes de recibir sus casas definitivas.

“Hubo mucha espera en el desarrollo habitacional en zonas complejas, especialmente, en la zona costera, ya que no existía claridad con respecto a línea desde donde se podía construir y se hicieron estudios que ayudaron a incrementar el tiempo de espera de las familias”, destacó.

Según el informe de la Comisión especial Investigadora de la Cámara de Diputados, elaborado en 2011, fueron más de 500 las víctimas fatales que provocó el terremoto y maremoto. En términos de infraestructura se registraron 200 puentes caídos, 73 hospitales dañados, 4000 colegios afectados y cerca de 900 pueblos y comunidades rurales y costeras golpeadas.

Terremotos, maremotos, incendios y temporales

Después del 27F y según lo que reporta el Ministerio de Vivienda y Urbanismo (MINVU), se han activado 18 veces planes de reconstrucción en respuesta a tsunamis, incendios, aluviones, inundaciones, erupciones volcánicas, lluvias altiplánicas y tornados.

Sin embargo, y pese las diferentes características que tiene cada una de estas catástrofes, el profesor Armando Durán Bustamante, alertó sobre la falta de protocolos para cada tipo de desastres, ya que actualmente –por ejemplo- no se cuenta con planes de reconstrucción especialmente diseñados para los grandes incendios que han afectado nuestro país.

“El incendio produce más daño que el terremoto. Es más agresivo. Con un terremoto se puede caer la casa o una parte de ella, pero la vida para esa familia sigue funcionando; en cambio con un incendio, las familias quedan con lo puesto, el gasto en reconstrucción es mucho más grande. Aquí el Estado está al debe con respecto protocolos para volver a levantar viviendas. Estoy pensando en las zonas de seguridad para soluciones habitacionales que están rodadas por plantaciones forestales y que actualmente no se contemplan”, detalló el académico.


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